Si no vemos venir una crisis ¿cómo reaccionamos?

Si no vemos venir una crisis ¿cómo reaccionamos?

Es inmensamente valioso realizar ejercicios de planificación de los equipos de la alta dirección que permita tener una agenda de riesgos actualizada




Tenemos dos años siendo sorprendidos por situaciones de alto impacto que no supimos ver o anticipar. A inicios de 2020 de golpe enfrentamos una pandemia y cuando parecía que estábamos por regresar a la normalidad y enfocarnos en impulsar la economía, de pronto estamos enfrentando una guerra que en muy pocos días se ha convertido en la noticia dominante y el tema de conversación de todos, en todas partes. ¿Qué aprender de estas situaciones?

Durante la pandemia, entre muchas cosas, aprendimos que las organizaciones y las personas teníamos que fortalecer nuestro nivel de resiliencia. En este contexto, algunas de las preguntas más frecuentes son: ¿cómo me preparo ante lo desconocido? ¿cómo me organizo para reaccionar cuándo sucede una situación de alto impacto? ¿qué puedo hacer si las decisiones son tomadas por las autoridades? si viene una crisis, ¿cómo reacciono? ¿cómo protejo mi negocio? y muchas preguntas más.

Hoy pareciera más evidente que el mundo es cíclico, nuestra generación está enfrentando situaciones disruptivas, no vividas, pero con muchos antecedentes en la historia. Esos ciclos los refleja Michael Hopf en su libro “Those who remain”, donde indica “Los tiempos difíciles crean personas fuertes. Personas fuertes crean buenos momentos. Los buenos tiempos crean personas débiles. Y, las personas débiles crean tiempos difíciles”. Estos ciclos son evidentes al revisar la historia, pero también al analizar el momento presente, lleno de retos y momentos difíciles, desde la ausencia generalizada de líderes políticos relevantes a nivel mundial, hasta ciudades en llamas por conflictos sociales o más reciente por fuertes acciones bélicas entre países, pasando por rupturas en la cadena de suministro, grandes brechas sociales, extralimitaciones gubernamentales, desempleo, incremento significativo del precio de combustibles y energía, y algunos otros. Sin embargo, la pandemia nos ha enseñado que el apocalipsis del fin del mundo depende de nuestra actitud y en particular de nuestra capacidad de acción para mover a otros actores en la dirección y velocidad que requieran las circunstancias.

Si miramos hacia atrás, podemos ver los logros y aprendizajes de los últimos dos años que, en mi opinión, ha hecho que las personas seamos mas fuertes y más sensibles a la vez.

El inicio del 2022, con una declaración de guerra con implicaciones en distintas materias, pone en la agenda que los malos tiempos vendrán de nuevo, son ciclos, la clave es estar mejor preparados cada vez.

Y aunque lo he compartido en otros artículos anteriores, quiero resaltar que es fundamental que las organizaciones y en consecuencia las personas profundicen en la cultura de gestión de riesgos y logren sistematizas procesos que faciliten la articulación de los equipos y sobre todo mejoren la capacidad de prospección para tener estrategias para los principales escenarios que fortalezcan la resiliencia, garantizando la sostenibilidad y continuidad de los negocios.

Esto puede sonar teórico o filosófico, pero hay suficiente experiencia documentada que evidencia que cualquier organización, independientemente de su naturaleza y tamaño, tiene la posibilidad de fortalecer sus capacidades internas para implementar modelos sencillos y prácticos de gestión de riesgos que puedan ser escalables y replicables.

Desde mi humilde experiencia, es inmensamente valioso realizar ejercicios de planificación de los equipos de la alta dirección que permita tener una agenda de riesgos actualizada, que facilite identificar los escenarios y las líneas estratégicas para cada uno de ellos. En paralelo es relativamente sencillo implementar sistemas de alerta temprana que permitan analizar el movimiento de las variables y riesgos identificados. Una buena analogía es el movimiento de las mareas, si usted quiere disfrutar el mar, es sencillo tener información que permita tomar decisiones oportunas y sobre todo estar preparado para evitar una situación de alto riesgo.

Un ejemplo ilustrativo para entender lo que planteo es la crisis que puede generar un tsunami, cuando uno lo analiza se da cuenta que, aunque es un fenómeno natural, con alto impacto y devastador, también se puede anticipar, permitiendo alertar a la población para activar las brigadas que puedan mitigar el impacto. Por eso considero que los tiempos que estamos viviendo nos harán más fuertes y tenemos la oportunidad de crear buenos momentos, la clave es estar mejor preparados para las crisis!

 Juan Carlos Roldán

Consultor Gerencial Partner de Komunika Latam
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