¿Optimizar o transformar?

El proceso de la transformación digital de las empresas. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay




Las empresas deben analizar cómo crear nuevos modelos de negocio, abrir y buscar nuevos mercados y cambiar la relación con el cliente, apalancándose en nuevas tecnologías y la transformación digital.

A lo largo de la región, con mucho énfasis en los últimos meses, hemos tenido numerosas discusiones con clientes de diferentes industrias para conducir sus agendas estratégicas y en muchos casos nos hemos encontrado con largas interacciones de análisis para definir la ruta de acción y las próximas apuestas. Momentos de cambio exigen visión y toma de decisiones. Hoy en día las organizaciones de todos los mercados y tamaños están replanteando sus planes estratégicos para hacer frente a los nuevos desafíos que exigen respuestas para definir la orientación del futuro. Uno de ellos la transformación digital.

¿Mejoro el modelo actual para ampliar las brechas con mi competencia? ¿Giro el timón a otra dirección y busco nuevas líneas de negocio?

Se estima que las inversiones en transformación digital directa alcanzarán los 6,8 millón de millones (billion en inglés) entre 2020 y 2023, según un informe de la consultora IDC. Estas estimaciones toman fuerza ante los innumerables desafíos económicos y sociales presentados por la pandemia y acercan cada vez más a la economía global al destino digital. En este sentido muchas empresas han acelerado inversiones e implementado nuevos modelos, que más allá de permitirles superar la crisis se han convertido en una nueva forma de operar y mantenerse relevantes en el mercado.

Si bien muchas organizaciones han dado pasos agigantados y continúan acelerando su marcha, existen otras que, a pesar, de que la transformación digital es la nueva revolución industrial y es un concepto compartido en nuestra región, lo vemos con frecuencia dentro de la agenda ejecutiva, pero como una ambición o aspiración y no con la certeza de los pasos necesarios para hacer realidad la transformación digital.

Este articulo está dirigido a llamar a la acción y empezar a crear entornos de creación, poner al cliente en el centro y orientar esfuerzos para iniciar cambios. En un momento como el actual, es más costoso seguir haciendo lo mismo, porque los competidores actuales y los que aún no se conocen los puede dejar atrás en el negocio. El alto costo de la inacción debe formar parte de los criterios para patrocinar las iniciativas de cambio y transformación de las empresas.

¿Esperarás a que suceda el futuro para acelerar los pasos o tu acelerarás el futuro?

Ahora bien, el plan de acción y la ruta de cambio a tomar no tienen por qué poner en competencia las acciones para optimizar versus transformar, mantener el equilibrio de la balanza o dar más peso a una de las estrategias, dependerá del contexto, condiciones y aspiraciones de cada organización.

La combinación de elementos en juego que forman parte de los criterios de decisión puede ser extensos, considerar desde el nivel de madurez actual de la empresa, la consolidación en el mercado, el apetito de riesgo, la capacidad de inversión, hasta la libertad de equivocarse como habilidad empresarial, son algunos de los temas que merecen revisión para definir el portafolio de iniciativas.

En mayor medida las empresas de tradición y consolidadas en el mercado, desde hace mucho tiempo han adoptado la práctica de mejora continua de sus procesos, lograr más productividad, ser más rápidos, reducir costos, evitar el uso del papel, automatizar e inclusive incorporar modelos de inteligencia artificial, que aplicado en sus procesos actuales, se traduce en optimización, automatización y eficiencia.

Dependiendo de las condiciones actuales de la organización, estos esfuerzos pueden ser necesarios y representar una plataforma para apalancar la transformación, para evitar digitalizar o realizar cambios sobre viejos procesos aislados, redundantes e ineficientes.

Por otro lado, cuando hablamos de transformación, no nos referimos en hacer lo mismo de forma distinta o mejorada, se trata de crear nuevos modelos de negocio, abrir y buscar nuevos mercados y cambiar la relación con el cliente, abarcando todos los aspectos del negocio (personas, capacidades, procesos y la tecnología). Esto no implica una única solución tecnológica que se encuentra en el mercado, es un camino continuo, una nueva cultura organizacional. Estamos hablando de poner al humano en el centro, no a la tecnología.

El camino a tomar se define teniendo muy claro el propósito, porque no se trata de elegir uno u otro camino, pues ambos pueden convivir e inclusive ser interdependientes. El peso de la balanza lo fija la visión estratégica, teniendo claro el futuro de la organización, con prioridades que pongan el foco en los cambios, ya sean, para optimizar el modelo actual, mejorar las condiciones para la digitalización del negocio o redefinir la industria rompiendo las reglas de juego.

La clave está en definir y orquestar una serie de iniciativas que combinadas permitan por un lado potenciar las ventajas competitivas del negocio, mejorando las operaciones actuales y escalando sus capacidades para soportar el crecimiento futuro de nuevas fuentes de ingreso y mercados. Mientras que se desarrollan iniciativas con otro tipo de orientación, para probar y lanzar nuevas apuestas que habiliten el camino a nuevos modelos comerciales digitales e innovadores.

Estos tiempos demandan jugar en las dos canchas ¿Cuál es la nueva apuesta de tu equipo para competir y ganar?

Ninoska Uzcategui

Gerente senior del área de transformación de negocios de EY
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