La evolución de la inclusión financiera

La evolución de la inclusión financiera




Para muchos de nosotros es difícil imaginar un día sin usar una tarjeta de crédito, pagar una hipoteca o transferir dinero. Damos por sentando que el sistema financiero se diseña y transforma para atraer a su mayor tesoro: nosotros, sus clientes. De hecho, en países de ingresos altos, el 94% de los adultos tiene una cuenta en una institución financiera, y los servicios a los que acceden mejoran cada día.

Sin embargo, la inclusión financiera no es una realidad global. En América Latina y el Caribe hay muchas familias y pequeños negocios que tienen que buscar formas alternativas y costosas de lidiar con problemas de liquidez, medios para ahorrar o de transferir dinero.

Apenas un poco más de la mitad de los adultos en la región, y menos de la mitad en Panamá, tiene una cuenta en una institución financiera, y un préstamo formal, menos de un cuarto de la población adulta tanto en la región como en Panamá.

La falta de acceso al sistema financiero de grandes porciones de la población en la región no es ninguna novedad. Esta es una limitante que ha sido abordada por múltiples vías, incluyendo la banca de desarrollo, incentivos a la banca comercial y las microfinanzas.

De esta lista, las iniciativas de microfinanzas han sido probablemente las de mayor éxito, habiendo generado un modelo exitoso de creación de instituciones especializadas –inicialmente enfocadas en crédito para microempresas-, pero que gradualmente han incluido muchos otros servicios. De hecho, en el año 2005 la región contaba con apenas cinco millones de clientes, hoy supera los 20 millones.

Aunque hay avances en la región, todavía hay mucho por hacer. Industrias muy nuevas como la de redes sociales han llegado a todos los rincones del planeta, pero al mismo tiempo seguimos observando una inclusión financiera muy dispareja.

Probablemente la explicación está en entender qué han hecho estas industrias para aprovechar las oportunidades que trae consigo la conectividad, la información masiva y una nueva generación de innovadores globales digitales.

Entender las oportunidades y los desafíos que trae este nuevo contexto no es tarea fácil. Nosotros en BID Lab, el laboratorio de innovación del Grupo BID, somos conscientes de que debemos apoyar a aquellos innovadores (e innovaciones) que tienen el potencial de construir un sistema financiero eficiente que sirva para todos. Por eso mismo nuestro propósito como laboratorio para América Latina y el Caribe es claro, impulsar innovación para la inclusión.

Para hacer más inclusivos los sistemas financieros de la región, en BID Lab estamos trabajando en varios frentes que aceleren el proceso. Un claro ejemplo es nuestro apoyo a FinConecta, una plataforma privada que facilita a bancos y otras instituciones financieras, definir su estrategia digital para luego probar, evaluar y eventualmente conectarse con soluciones tecnológicas proporcionadas por empresas fintech de todo el mundo.

Sin embargo, la empresas fintech no son la única solución para acelerar la inclusión financiera, pues muchas empresas innovadoras que no nacen como fintech tienen un potencial enorme para impulsar este propósito.

Los ejemplos más conocidos son plataformas de comercio como Alibaba, desde la que surgió Ant Financial, hoy el banco digital más grande de China, o Mercado Crédito en América Latina que surge de Mercado Libre; pero hay otros modelos como las plataformas de empleo (ej. Zolvers en Argentina, Chile, Colombia y México), de redes sociales (Ej. Facebook en USA, Francia y UK) y de telecomunicaciones (Tigo Money en Paraguay), que también están entrando al juego brindando servicios de intermediación financiera.

Entre las claves de los modelos más exitosos están la capacidad de desarrollar potentes modelos predictivos del comportamiento financiero basados en datos, la apuesta por la colaboración, interoperabilidad y fusión de tecnologías, y la consideración de los principios para el desarrollo digital (http://digitalprinciples.org), entre los que se incluyen diseñar con el usuario, comprender el ecosistema existente y diseñar pensando en la escalabilidad, entre otros.

Sin embargo, para que la región pueda dar un salto mucho más importante, también se requiere cerrar distintos tipos de brecha.

De infraestructura, como por ejemplo la llegada y masificación de la tecnología 5G, de estándares, como la falta de un marco para el uso ético de datos, y de regulación, considerando que apenas México es el único país de la región con una ley fintech y que aún así necesita una continua evolución.

Trabajar en todos estos frentes es necesario para una escalabilidad responsable de los nuevos modelos digitales para inclusión financiera.

Sobre BID Lab

BID Lab es el laboratorio de innovación del Grupo BID, la principal fuente de financiamiento y conocimiento para el desarrollo, enfocada en mejorar vidas en América Latina y el Caribe (ALC). Su propósito es impulsar innovación para la inclusión en la región, y lo hace movilizando financiamiento, conocimiento y conexiones para cocrear soluciones que puedan transformar la vida de poblaciones vulnerables por condiciones económicas, sociales o ambientales. Desde 1993, BID Lab ha aprobado más de $2 mil millones en proyectos desarrollados en 26 países de América Latina y el Caribe. A partir del 29 de octubre de 2018, BID Lab pasó a ser la nueva identidad del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin).