El trabajo remoto como clave para la reactivación de las Pymes de América Latina

El trabajo remoto como clave para la reactivación de las Pymes de América Latina




Las PyMES componen uno de los segmentos más afectados por la crisis de Covid-19, tanto por el impacto en sus ventas como por la pérdida de puestos de trabajo. La reactivación del sector depende, en buena parte, de su conversión al trabajo remoto.

“Una comunidad es como un barco: todos deben estar preparados para tomar el timón”, dijo el dramaturgo noruego Henrik Ibsen. Este año infernal nos dejó a todos muchas lecciones, pero acaso la más universal y evidente es que somos una comunidad, que componemos un todo más allá de las fronteras y los idiomas. 2020 nos enfrentó a un desafío histórico, que vamos a superar como una sociedad distinta, más solidaria, más conscientes de que lo que le pasa a uno nos pasa a todos, que estamos conectados tanto para propagar un virus como para encontrar juntos las soluciones.

El proceso de recuperación probablemente será también largo y difícil, porque a la pandemia todavía activa se suma el fantasma de la recesión que recorre el mundo. En América Latina y el Caribe, Covid-19 tuvo un impacto inédito sobre la economía y la sociedad: la CEPAL estima que antes de que termine el año podrían cerrar 2,7 millones de empresas, lo que equivale al 19% de todas las firmas de la región. En términos de empleo, esto significa la destrucción de más de 8,5 millones de puestos de trabajo: 8,1% del total del empleo formal en el sector empresarial y más de un quinto de puestos de trabajo en microempresas.

Lo que empezó como una medida de fuerza mayor terminó con muchos de los negocios que venden a la calle y que componen el entramado de las comunidades de una ciudad, un barrio, un país. En la región, el impacto sobre las PyMES es mayoritario en el sector del comercio y esto se debe a que, como midió CEPAL en 2016, aproximadamente 42% de las microempresas de América Latina y Caribe operan en este rubro, uno de los más perjudicados por la pandemia. No todos pudieron reconvertir sus operaciones al universo online, que determina el presente y el futuro de nuestra forma de comprar y trabajar, por lo menos.

Como dice una encuesta de OIT, el 50% de las pequeñas empresas del mundo necesitan en este momento asesoramiento para la continuidad de sus negocios. Ante este escenario, el trabajo remoto se presenta como una herramienta clave para la reactivación de este sector.

En estos meses, desde las compañías más pequeñas hasta las más grandes del mundo debieron adaptar sus modelos a equipos distribuidos, y muchas de ellas van a mantenerse así aún después de esta magna crisis sanitaria. Aunque para algunas la transición no fue fácil, otras se rindieron rápido a los beneficios obvios del trabajo remoto: reduce los costos de producción, permite acceder al talento a distancia, mantiene los niveles de productividad con horarios flexibles, potencia la concentración, elimina el eje trabajo-familia, reduce los desplazamientos y, en lo práctico, permite almacenar la información en la nube para que todos los miembros de un equipo estén alineados y puedan supervisar la ejecución de los procesos con transparencia y eficiencia.

Es por eso que desde nuestra plataforma para la gestión de equipos distribuidos pensamos un programa global de apoyo a las PyMES hasta el 2022 con foco en las herramientas, métodos y prácticas requeridas para gestionar el trabajo remoto con verificación y transparencia.

Para nosotros, que nos dedicamos al trabajo remoto desde mucho antes de la declaración de la pandemia, esta encrucijada contiene la oportunidad de divulgar y ayudar a implementar estos beneficios. Lo hacemos porque creemos en sus enormes posibilidades, pero también porque somos responsables por la comunidad a la que pertenecemos.