El regalo de elegir, lo que celebro en estas fiestas

¿Cuál decisión puedes tomar hoy que no hayas tomado antes? ¿Esa decisión tendrá impacto positivo en tu vida? ¿Cuál será?




Llegaron las fiestas y con ellas el tema de elegir: con quién nos reunimos, que comemos, etc. A medida que fui creciendo me di cuenta de la importancia de elegir desde mi bienestar personal y el de mi familia.

La propuesta para esta semana entonces es el regalo de poder elegir tomar decisiones que traigan eso que queremos ver crecer en nuestra vida. Al nacer nuestros padres toman decisiones por nosotros, a veces mientras crecemos también. Incluso no elegimos la familia en la cual nacimos así como tampoco el lugar, ni a nuestros padres o hermanos. Es posible que a través de los años elijamos que otras personas tomen decisiones por nosotros, jefes, amigos, padres, y hasta he visto que hay hijos que toman decisiones por los padres también.

Sin embargo, el gran poder que tenemos los seres humanos, y un regalo es la capacidad de elegir.

Hoy te invito a hacer algunos ejercicios para acompañar esta etapa de renacer acompañando la navidad:

¿Qué ganas cuando eliges? Marca la opción que más resuene contigo:

Libertad

Control de tu vida

Capacidad de mejorar tu vida

Ir por tu propio potencial

Cambiar lo que no te guste

Nuestra vida comienza sin ese poder, pero a medida que crecemos tenemos todo para tomar ese regalo.

La vida de las personas comienza en forma diferente para cada persona, pero siempre estás a tiempo de ponerte al día, es tu creencia muchas veces la que impide verlo de esa forma.

“Aunque no puedes volver atrás y hacer un nuevo comienzo, amigo mío, cualquiera puede empezar a partir de ahora, y hacer un nuevo final”. James R. Sherman

Sigamos con las preguntas:

¿Qué es lo que no puedes elegir?

¿Qué sucede cuando no tomas una decisión?

Cuando como personas adultas no elegimos, estamos decidiendo que otros tomen esa decisión. Muchas veces es sano recurrir a eso, el tema es cuando eso que dejas de hacer se convierte en algo doloroso.

Por ejemplo, estando en un grupo de padres del colegio, deciden hacer una reunión y por decisión propia te corres y no eres parte del comité organizador, y sale todo bien,

Te doy un ejemplo: era la fiesta de egresados de mi hijo, su curso tenía un grupo de madres muy consolidado y que venían juntas desde hacía años. Cuando llegó el momento de decidir qué hacer en la fiesta, sentí que podía correrme y solo aportar el dinero, sabía que podía confiar en las decisiones de otras personas y hacer eso no generaba dolor en mi. No necesitaba opinar, ni agregar valor, ya existía el valor. La fiesta salió genial.

En este caso NO ELEGIR, no me duele.

Es muy diferente cuando decidimos no elegir, pero eso nos pone en un lugar de víctimas. En realidad, estamos eligiendo sufrir, y estamos eligiendo no hacer. En ese caso vendrá alguien a hacerlo por nosotros.

Tengo otro ejemplo para ello: un colega o compañero de trabajo que entra a la reunión para criticar. Recuerdo parar la reunión y hacer la siguiente pregunta: ¿cómo lo harías? ¿Qué harías diferente? No venía nunca una respuesta concreta, esa persona sólo podía tirar una crítica o decir, en otros lugares lo hacen diferente, pero a la hora de aportar, decidía no hacerlo. Tenía el espacio, no lo aprovechaba, pero entraba para criticar.

¿Te pasó ser de esas personas? ¿O tener personas así cerca? En lo personal, cuando algo así está en mi ámbito me gusta preguntarme: ¿qué está ensañándome esta persona?

En este último caso, no elegir no era una elección para mi, ya que era parte de un grupo que lideraba esas sesiones, y yo no quería ser una más de las que luego entre a criticar.

¿Puedo criticar o no estar de acuerdo con algo? Si, claro. La crítica puede ser constructiva, siempre que venga con una contrapropuesta y sea ofrecida con respeto.

“Hay una decisión que tienes que tomar en todo lo que haces. Así que ten en cuenta que al final, las decisiones que tomes, te hacen”, John Wooden

Me encanta pensar la vida como un gran jardín con semillas para sembrar. Como todo jardín, para sembrar algo debemos limpiar la tierra de yuyos o malezas, preparar la tierra, elegir el espacio adecuado en el cual vamos a querer sembrar determinadas semillas, tiene sol, es húmedo, necesita de mucho o poco riego?

Seleccionar las semillas será como seleccionar las decisiones de lo que vamos a querer que crezca allí. Si quiero recoger manzanas, no sembraré uvas.

Lo mismo sucede con lo que elegimos día a día. Si quiero relaciones sinceras, no vale engañarme y pasar tiempo con personas con las que no tengo ganas, solo porque aprendí que había que hacerlo así. Este ejemplo, aplícalo a lo que quieras. Aplica a todo!

Todo en nuestra vida es un reflejo de las decisiones que hemos tomado. Si queremos resultados inmediatos y fáciles, tendremos resultados acordes a eso. Si tomamos el tiempo de plantar, regar, cuidar, esperar, el resultado podría ser como el bambú.

Una planta que requiere de muchos meses de riego, sin ver nada, hasta que luego de años comienza a salir, y cuando lo hace, es irrompible, fuerte, flexible, alto e invencible. Pero hubo que esperar los primeros años sin ver nada.

Para ir cerrando te comparto algunas preguntas a modo de regalo navideño, que son una invitación a pensar en forma diferente.

¿Cuál decisión puedes tomar hoy que no hayas tomado antes?

¿Esa decisión tendrá impacto positivo en tu vida? ¿Cuál será?

¿Esa decisión, tendrá impacto positivo en la vida de tus seres queridos? ¿Cuál será?

A elegir se ha dicho! Feliz navidad!

Paula Cabalen

Estratega de negocios, CEO de Consultophy y embajadora Cambridge Business Association Points of You Caountry Leader
- Leer más artículos de este autor -