El binómio salud mental y el trabajo

El binómio salud mental y el trabajo




La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la principal causa de incapacidad laboral para el 2020 será la depresión.

La sentencia bíblica “ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente” es un claro indicador y señal inequívoca que estamos llamados a esforzarnos en el uso, principalmente, de nuestra mente no solo como medio para la vida misma, sino para obtener la recompensa del sustento económico o salario. No pretendo hacer un ensayo médico o repaso de la historia de los conceptos trabajo –mente, y mucho menos del termino salud. Simplemente, esbozar algunas sencillas líneas que inviten a la reflexión y la acción. Mente y trabajo se convierten en aliados, y entre ellas se cuela la salud, pues esta no es un estado de la materia sino de la mente. En la vida de todo ser humano.

Nos pasamos trabajando en el mundo laboral un poco más de un tercio de nuestra vida, que bien pudiese representar, a través de los años, unas 110 mil horas en las que nuestra mente (cerebro) está en constante e intensivo funcionamiento. Con este trajín es inevitable no suponer que con semejante carga, nuestra mente se desgasta y agota.

Dicho lo anterior, ¿no crees que es esencial tomar medidas de prevención, mantenimiento y limpieza para que nuestra mente siga funcionando de manera óptima? ¿No crees ineludible velar por nuestra salud mental en el trabajo?

Ambas preguntas, a una respuesta colectiva ha de ser “sí, sí”. Sobretodo al reconocer que es en la mente donde se procesa la información que recibimos de diferentes fuentes y donde se genera el conocimiento requerido para la toma de una decisión. (Amén de lo que dicte el corazón).

La salud es el mayor y más preciado bien, y si bien es cierto “el trabajo es una fuente para la salud, no debe constituir un riesgo para perderla”. Es decir: nadie quiere que algo tan necesario y generador de satisfacciones como el trabajo, se convierta en causa de enfermedades, malestares y trastornos mentales.

Al revisar la definición de la OMS con relación a la salud apreciamos que esta incluye bienestar físico, mental y social. Estos tres aspectos hay que comprenderlos en el contexto laboral para poder dedicarnos a fomentarlos, preservarlos y protegerlos, pues influyen en los cambios de estado de salud que se experimentan en la ejecución del trabajo.

El trabajo aporta a nuestra seguridad y auto estima, a la realización personal y a los vínculos sociales. Esos aspectos impactan de una u otra manera, positiva o negativamente, nuestra salud mental. Sin embargo, como ya puedes imaginar, el trabajo también representa un riesgo para nuestro bienestar mental cuando, por ejemplo, no existe un contenido claro del trabajo, ni las condiciones apropiadas, ni relaciones sanas dentro de la organización. Esto genera frustración, descontento, apatía, etcétera.

En los últimos años la capacidad de ejecución oportuna y efectiva del trabajo se ha visto afectada por el incremento en los niveles de estrés, ansiedad y depresión, lo cual se estima le cuesta anualmente a la economía mundial , alrededor de 1 billón de dólares en pérdida de productividad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la principal causa de incapacidad laboral para el 2020 será la depresión debido al desafiante entorno laboral que impulsa el incremento en presiones por cumplimiento de metas, sobrecargas excesivas de trabajo, abusos de autoridad, horarios de trabajo atípicos y hasta mobbing.

Vivimos en un mundo cada vez más complejo y de exigencias. La naturaleza de las personas se complica frente a las vicisitudes y circunstancias de la vida personal y profesional, y ante ese desbalance que se da en el cambiante sistema familia–trabajo de nuestros tiempos.

Estamos muy ocupados y viviendo a mil por hora. El aspecto laboral nos ha absorbido tanto que nos ha despojado de la conciencia de enfocarnos en la conservación de nuestro bienestar mental, minando nuestra capacidad hasta de poder enfrentarnos con tolerancia y coherencia a las exigencias normales de la vida.

¿Sabías que el 20% de los problemas de salud mental de una persona se atribuyen a aspectos laborales? Si bien es cierto resulta un deber ético que empresarios, directivos y gerentes de recursos humanos pongan en práctica iniciativas para promover la salud mental de sus colaboradores, corresponde a cada colaborador aprender a monitorear y cuidar de su salud mental, así como hablar y buscar a tiempo la ayuda necesaria, antes que interfiera con lo que estamos llamados a ser y hacer… dignamente. Es sencillo: poner atención a nuestra salud mental de igual manera o más; de la atención que le damos a nuestra condición física.

Es importante, para nuestra salud mental, identificar actividades destinadas a lograr ese equilibrio necesario en nuestro día a día tanto en el entorno de nuestras organizaciones como en el hogar y la comunidad. Adoptar medidas que nos ayuden a despejar sanamente nuestra mente requiere en muchos casos de la ayuda de un profesional en la materia quien dirigirá las terapias oportunas y efectivas según cada persona.

Sin embargo, simples acciones en el trabajo como aprender a gestionar nuestras emociones, para afrontar cambios y presiones; capitalizar sobre nuestras virtudes y fortalezas en el ejercicio de nuestras tareas; construir y mantener relaciones no tóxicas; identificar metas; y encontrarle un sentido a lo que hacemos, no solo beneficiaran un mayor bienestar, sino que nos ayudará a alcanzar nuevos niveles de satisfacción y felicidad en nuestras organizaciones.

Con el fin de ayudar a las empresas y sus colaboradores, la OMS ha desarrollado una serie de documentos relacionados con la salud mental en el trabajo, procurando no solo el acabar con el estigma y la falta de conciencia que sobre este tema existe, sino también buscar soluciones viables a corto plazo. Combatir y minimizar los desafiíos de la salud mental laboral para que no nos pase como en Japón, donde se produce el fenómeno karoshi, relacionado con muertes por exceso de trabajo.

La salud mental en el trabajo es un requisito fundamental no solo del funcionamiento en modo positivo de los colaboradores y de la productividad en la empresa, sino también de la armonía en el hogar, de la calidad de vida de la sociedad y del desarrollo económico de una nación.