Contagiando una cultura de sostenibilidad en las organizaciones

Cuantos no se sentirán atraídos por una caminata por la montaña o la selva. Cuantos no agradecerán contar con una pausa para sentir el rumor del viento acompañado del tránsito de las aves migratorias.




Recientemente he escuchado a muchos gerentes, responsables de los temas de sostenibilidad, quejarse sobre lo complicado que les resulta posicionar su agenda de prioridades, dentro de las estrategias de sus organizaciones y contagiar a sus equipos a “vivir la sostenibilidad” desde sus puestos de trabajo.

Si bien se están dando algunos progresos y cada vez es más frecuente que las empresas asuman mejores prácticas socio ambientales y de gobernanza, creo que aún estamos lejos del óptimo deseado y me pregunto qué hace falta para pasar de lo políticamente correcto a la verdadera vivencia del concepto de sostenibilidad, dentro y fuera de las organizaciones.

Para aproximarme a responder esta pregunta quisiera fundamentarme en las ideas desarrolladas, por George Ferns, profesor de estudios organizacionales y sostenibilidad de Cardiff Business School en el Reino Unido sobre “la necesidad de reconectar a los líderes empresariales con la naturaleza para salvar el planeta”.

La idea de que los humanos y la naturaleza están separados pareciera ser aún el paradigma dominante en nuestra sociedad. Sin embargo, los seres humanos tenemos una innata conexión con la naturaleza. Miles de años de evolución de nuestra especie en el medio natural han quedado grabados en nuestros genes y tal vez solo haga falta retomar esta relación emocional inconsciente con la naturaleza para generar cambios sustanciales.

Cuando un individuo carece de conexión con la naturaleza, difícilmente se considerará como un agente interdependiente de ella, y mucho menos responsable de asumir un comportamiento proactivo frente a la crisis climática y las transformaciones que son requeridas.

Tal vez valga la pena repensar las actividades que como gerentes realizamos dentro de nuestras organizaciones, y en lugar de introducir conceptos que para muchos pueden resultar lejanos o abstractos, exploremos estrategias no convencionales que conecte a nuestros equipos con esa experiencia única de vivir la naturaleza.

Los estudios sugieren que pasar tiempo en espacios naturales promueve los valores ambientales de un individuo, mientras lo hace feliz y más saludable. Estas experiencias seguramente fomentarán un comportamiento más empático con el entorno y podrán motivar a los colaboradores de nuestras organizaciones a estar más comprometidos con las estrategias de sostenibilidad a nivel corporativo.

Algunas empresas se han tomado en serio esta posibilidad, y han dedicado gran cantidad de recursos para ofrecer experiencias a sus colaboradores que los conecten con la naturaleza, como por ejemplo Microsoft, quien ha construido casas en los árboles en su campus para aumentar la creatividad y la felicidad de sus empleados al aprovechar el poder de estar en la naturaleza. Amazon construyó las Amazon Spheres que son tres invernaderos esféricos que forman parte de su campus en Seattle, que sirven como sala de estar y espacio de trabajo para empleados.

Sin embargo, no creo que tales hazañas sean necesarias para alcanzar los objetivos planteados, bastaría por ejemplo, repensar los clásicos talleres y promover actividades fuera del espacio de trabajo, que impliquen una inmersión-conexión con la naturaleza. Cuantos no se sentirán atraídos por una caminata por la montaña o la selva. Cuantos no agradecerán contar con una pausa para sentir el rumor del viento acompañado del tránsito de las aves migratorias.

Aprovechemos nuestros privilegios geográficos e innovemos junto a nuestros equipos de trabajo. Retornemos a lo esencial, a lo sencillo. Ofrezcamos experiencias y no lecciones. Posibilitemos esa conexión emocional con la naturaleza que puede dar paso a un propósito organizacional más profundo para abordar preguntas críticas, como: ¿Por qué es relevante el ambiente en el contexto de mi trabajo? Confiemos en el valor de las vivencias significativas y los resultados podrán sorprendernos.

EiLing  Díaz R.

Coordinadora Adjunta del Centro de Sostenibilidad y Liderazgo Responsable del IESA
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