Uno de los pilares de la gestión patrimonial consiste en organizar y proteger los activos que componen el patrimonio, utilizando herramientas jurídicas tales como los fideicomisos.
Muchos de nuestros lectores se preguntarán, ¿Qué es un fideicomiso?; en palabras sencillas, el fideicomiso es un contrato privado en el que una persona llamada “fideicomitente”, transfiere a título de confianza parte de su patrimonio a dicho contrato, para que sea administrado por un “fiduciario” según las condiciones establecidas, para el beneficio de una o varias personas llamadas beneficiarios.
Aunque puede parecer complicado, es un instrumento legal muy cómodo, versátil y flexible que se utiliza en la gestión patrimonial para cumplir múltiples propósitos, tales como:
Proteger el patrimonio familiar
Planificar la sucesión
Administrar los bienes dejados en herencias en beneficio de los herederos designados
Atender necesidades especiales tales como asegurar fondos para discapacitados, cuidados especiales de adultos mayores, obligaciones educativas de menores y adultos jóvenes en etapa de estudios
Facilitar las transacciones de compraventa de bienes muebles o inmuebles
Garantizar el pago de obligaciones presentes o futuras
Administrar activos para el propósito deseado y llevar a cabo actividades comerciales específicas
Al fideicomiso se le puede transferir bienes de cualquier naturaleza, bienes muebles; que pueden ser automóviles, acciones, dineros, o bienes inmuebles; que pueden ser apartamentos o casas, ya sea transferido en el presente o a futuro. Los activos que son transmitidos al fideicomiso y se encuentren en encargo fiduciario son insecuestrables e inembargables.
Los fideicomisos comúnmente utilizados en Panamá son los siguientes:
Fideicomiso de administración: se administra los activos para el propósito específico determinado por la familia.
Fideicomiso testamentario: le permite organizar su sucesión de manera detallada conforme a sus deseos.
Fideicomiso de inversión: se administran fondos de manera mancomunada, o individual, cuya finalidad es la inversión.
Fideicomiso de garantía: permite garantizar el pago de una obligación manteniendo los bienes objetos de la transacción en administración fiduciaria.
Fideicomiso inmobiliario: el cliente, o grupo de clientes, entrega al fiduciario un bien inmueble para que lo administre y desarrolle un proyecto de construcción.
Fideicomiso de educación: se administran fondos dedicados a sufragar los gastos de educación de los miembros designados de la familia.
Los fideicomisos panameños pueden ser creados y administrados, únicamente, por fiduciarias con licencia emitida por la Superintendencia de Bancos de Panamá para prestar dichos servicios.
Es muy importante resaltar que el patrimonio que se transfiere al fideicomiso para administración es completamente separado del patrimonio de la entidad fiduciaria.
Para una gestión patrimonial integral y saludable, además del vehículo o instrumento a utilizar como los fideicomisos, se debe contemplar el espectro global del patrimonio; se involucran actores como expertos contables, tributarios, legales, asesores de inversión, gestores de fondos, administradores de bienes inmuebles, entre otros, los cuales deberán estar alineados a las necesidades de cada familia, y siempre ir acompañados de buenas prácticas de Gobierno Corporativo, al igual de estar actualizados en materia de prevención y normativos, tanto nacional como internacional, que tengan alguna inherencia en los componentes del patrimonio de las familias.
Lo interesante de cada proceso en la gestión patrimonial, es que mientras comprendemos los detalles del patrimonio de la familia, se logra conocer sus valores, prioridades y el legado que desean transmitir a sus herederos.
