Agonía y salvación de las empresas venezolanas

Agonía y salvación de las empresas venezolanas




La falta de insumos para producir, la hiperfinflación y la pérdida del capital humano condenan al sector privado a desaparecer. Habla Carlos Larrazábal, presidente de Fedecámaras, el principal gremio empresarial de Venezuela.

Agonía y salvación de las empresas venezolanas

Agonía y salvación de las empresas venezolanas

Una sala llena de periodistas de Iberoamérica acecha al secretario general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, sobre un mismo tema: la ola migratoria venezolana que se extiende por toda la región, arrastrada por la crisis de un país que fue próspero y envidiable. La respuesta es diplomática: “deben buscarse soluciones para que los inmigrantes tengan derecho a trabajo decente sin afectar el mercado laboral de esos países”.

Al cabo de unos segundos, Ryder admite que se aprobó la máxima instancia de investigación y evaluación del organismo, la Comisión de Encuesta, para abordar las “graves quejas contra ese país por parte de los empleadores”.

“Algo inusual”, alcanza a decir Ryder, quien estuvo en Panamá para la Reunión Regional de las Américas, para también sostener que sean los empresarios los que acusen a un gobierno de violación a la libertad sindical, imposición de políticas salariales inconsultas, persecución a empresas y trabajadores y otro cúmulo de violaciones a los convenios internacionales de la OIT.

La instancia de investigación instalada en agosto y conformada por tres magistrados, abordará el tema recaudando datos de sindicatos, gremios y del propio gobierno de Nicolás Maduro si accede a reconocerla. Su propósito: que se restablezca el diálogo social perdido hace más de una década.

El detonante de la reacción de la OIT fue una acción ejercida como voz de auxilio por Fedecámaras, el máximo gremio empresarial venezolano, que decide gastar los últimos cartuchos para salvar lo poco que queda de un sector productivo destruido con los años.

“De 12 mil empresas manufactureras que había hace más de 15 años, ya solo quedan 3 mil”, revela Carlos Larrazábal, presidente de Fedecámaras, quien llegó a Panamá casi en la raya para su intervención como la parte de empleadores.

 

 

UNA VIDA EN EL GREMIO EMPRESARIAL

Más de 30 años de experiencia gerencial en empresas del sector alimentos, construcción, forestal y servicios administrativos y financieros. Ha sido director de gremios industriales venezolanos y regionales y expresidente de Conindustria.

¿Qué implicaciones tiene esta investigación de la OIT? Esta Comisión de Encuesta se ha aplicado solo 12 veces en la historia de casi 100 años que tiene la OIT, y se ha instalado en casos emblemáticos como la dictadura de Pinochet en Chile. También en Nicaragua, cuando el primer gobierno sandinista, y en Zimbabue. Y logró que se recuperara el diálogo social y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de esos países.

Aunque el Gobierno venezolano no acepte esta instancia, la Comisión ya está instalada y va a investigar las irregularidades sufridas por trabajadores y empleadores en Venezuela. Hay tres jueces a cargo de esta instancia y fueron juramentados en un tribunal de la OIT, que recordemos que es un organismo de las Naciones Unidas.

¿Sería efectivo ese diálogo? Buscamos un diálogo en el marco de las reglas de la OIT que sea respetuoso, que no se imponga ni sea un show mediático. No como funciona ahora, que llevan a empresarios a un auditorio a escuchar a un funcionario hablar por cuatro horas. Debe ser un diálogo dispuesto a ceder.

¿Qué pasa con las empresas? La situación es muy grave. No hay seguridad política, económica ni jurídica y la inversión se ha ido del país. En lo social, la crisis es de una envergadura lamentable con la falta de medicamentos, alimentos;y en lo económico, el gobierno adopta medidas inconsultas que destruyen lo poco que queda del aparato productivo privado.

Tenemos una inflación de 200,000% y se pronostica que llegue a un millón. El ataque a las empresas continúa: la última intervención fue a la empresa Smurfit Kappa; se detuvo a gerentes de supermercados porque el gobierno los acusó de vender, presuntamente, caro. El acoso a las empresas privadas continúa y no hay empleo ni producción de bienes.

¿Cuántas empresas han cerrado este año? Datos de la confederación de industriales hablan de 600 empresas que cerraron este año y de esas 12 mil que había hace 15 años apenas quedan 3 mil. Además, 30% de los locales en los centros comerciales está vacío o cerrado. Muchas pequeñas empresas no pueden pagar los aumentos salariales de 5,000% impuesto por el gobierno.

Nuestro llamado es a hacer el mayor sacrificio posible para que se mantengan abiertas las empresas, porque cerrarlas es una fuente de empleo menos y una pérdida de libertad económica más.

¿Cómo hacen con la materia prima importada? No hay libertad para importar bienes libremente. Seguimos con una restricción del tipo de cambio, aunque el gobierno dice que lo flexibilizó, es un sistema de subastas limitadas, solo hacen 2 o 3 semanales y no se liquidan sino 5 millones de dólares, que no es nada para el tamaño de la economía venezolana, que requiere cifras mayores para comprar insumos para producir.

Las empresas en total no pueden pedir más de 400 mil dólares al mes y tampoco hay transparencia en la asignación de esas divisas. El sector agrícola este año solo cosechará 25% del consumo de maíz que requiere el país.

¿Y los empleos? El gobierno lleva 3 y 4 años sin publicar cifras oficiales y los datos de desempleo son manipulados. Miden que una persona que trabaja una hora a la semana está en la informalidad y ponen a las personas que están en planes sociales gubernamentales como empleados.

Hay estimaciones que dicen que el desempleo abierto está en 10% y gran parte es motivado por la cantidad de venezolanos que se ha ido del país. Las empresas calculan que ha perdido más del 30% de la mano de obra y el gran problema es que no hay cómo reponer esos puestos de trabajo.

Hasta las universidades han perdido 50% de la matrícula, hay carreras que han tenido que cerrar por falta de alumnos y profesores.