Tenemos la T2 en Tocumen, ¿qué viene después?

Panamá necesita mantener su competitividad como hub de conectividad aérea regional. Gabriel Rodríguez




En el marco de sus 75 años de fundación, comenzó el procesamiento de pasajeros en la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Tocumen. Esta obra brinda mayor capacidad a uno de los centros de conexiones más importantes de las Américas y potencia aún más a un sector económico que aportaba, previo a la pandemia, 238 mil empleos directos e indirectos y 14% del producto interno bruto del país.

Sin embargo, expandir el aeropuerto no es suficiente. Panamá debe abordar grandes retos para mantener y aumentar los beneficios socioeconómicos que brinda la aviación.

Primero, el país requiere optimizar su espacio aéreo. Toda aeronave que despega, aterriza, o sobrevuela Panamá debe hacerlo a través de aerovías, es decir, una especie de calles en el cielo, con parámetros definidos de separación que garantizan una operación eficiente y segura. Sin embargo, para ponerlo en perspectiva, la situación actual del espacio aéreo es similar a que Panamá tuviera el parque vehicular que tiene hoy en día con la red de carreteras que existía hace cuarenta años.

Un espacio aéreo optimizado permitirá aumentar las operaciones por hora, aliviando así la congestión actual. También aumentará la puntualidad en las operaciones y, al mismo tiempo, reducirá la huella de carbono de la industria contribuyendo así a los objetivos de sostenibilidad del país.


Tenemos la T2 en Tocumen, ¿qué viene después?

Luego de la ampliación de la terminal, indican que debe tratarse en tema del reordenamiento del espacio aéreo / Gabriel Rodríguez


Por otro lado, el Aeropuerto Internacional de Tocumen debe mantenerse competitivo a través de una operación eficiente y un plan de inversiones continuo. Siendo una empresa estatal, existe la percepción de que el aeropuerto debe pagar dividendos para financiar otros proyectos del Estado. Sin embargo, el verdadero dividendo de Tocumen está en su contribución económica indirecta —es decir, en el taxista que mueve al turista, en los restaurantes, entre otros— y, por ende, cualquier dividendo estará mejor invertido en un plan de inversiones que permita brindar los niveles de servicio que se esperan de un centro de conexiones de su tamaño.

A medida que la aviación se reactiva, otros centros de conexiones en la región están realizando importantes inversiones para mantenerse competitivos, tanto en infraestructura aeroportuaria como en espacio aéreo.

También, el aumento del tráfico punto a punto en las Américas y el uso de aeronaves más eficientes disuade la necesidad de conectar en determinado aeropuerto. Estas amenazas indican que el modelo de Panamá no es infalible. Hoy más que nunca Panamá no puede dormirse en sus laureles y perder lo que con tanto trabajo ha logrado hasta ahora.

Lucas Castrellón

Gerente de Relaciones con la Industria para Centroamérica, Cuba, Ecuador y Venezuela.
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