Retrato económico de la revolución bolivariana

Retrato económico de la revolución bolivariana




Si usted no vive en Venezuela, imagine por un momento lo que implicaría para usted y su familia, enfrentar una tasa de hiperinflación que, a febrero de 2019, respecto a febrero de 2018, era de 2.295.981,8%, hoy, es más, con una proyección de cierre, de acuerdo con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, a diciembre de 2019, de más de 10 millones.

Súmele que, a marzo de 2019, el valor de la canasta básica (alimentos básicos para un grupo familiar para un mes) se ubicó en Bs. 1.048.468,47, equivalente a 58 salarios mínimos. También que entre 2013 y 2018 se perdió el 55.7% de la actividad económica, según cifras de la Asamblea Nacional de Venezuela, peor que las ocasionadas por guerras civiles en otros países, como España, o la Gran Depresión de 1929 en los Estados Unidos.

Imagine también, tener que mantener a su familia con el salario básico más bajo del mundo. $6.6 mensuales, cabe destacar que de acuerdo con el Banco Mundial, una persona vive en pobreza extrema cuando percibe menos de $1.90 al día, $57 mensuales, haga usted la equivalencia en el caso de como está la situación en Venezuela por debajo de ese umbral.

También piense en cómo sería su vida si tuviera que esperar horas o días para recibir un poco de agua, o para tener algo de energía eléctrica o conseguir alimentos.

Lo paradójico no llega allí solamente. Pagar por un camión cisterna de agua, equivale al valor que tiene la carga de 50 mil (leyó bien) gandolas de gasolina. Si agregamos las altas tasas de criminalidad, más de 25 mil homicidios anuales, usted puede fácilmente concluir que la vida de los venezolanos no es fácil, y eso explica las migraciones, la mayoría de ellas forzadas (ya que los venezolanos nunca fueron migrantes) a otros países del mundo, pero en especial, de la región latinoamericana.

Retrato económico de la revolución bolivariana

Retrato económico de la revolución bolivariana

Veinte años de políticas, medidas y fórmulas, acuñadas por el chavismo, y que fracasaron estrepitosamente en otras latitudes, han demostrado con los indicadores socioeconómicos y políticos de la Venezuela actual, que inviabilizan el futuro del país, y de cualquier otro que decida seguir la misma ruta que Venezuela.

Algunos de los “éxitos” iniciales de algunas políticas chavistas concretadas en las misiones de asistencia social estaban únicamente vinculadas a una situación coyuntural. Un dispendio exagerado de los excedentes petroleros venezolanos basados en un alza de los precios petroleros. Al bajar estos, aunado a la corrupción y a la dilapidación de los recursos, toda la estructura sobre la que se basaban las misiones “sociales” se derrumbó.

Un escenario esperanzador

A pesar de este difícil panorama, Venezuela sigue siendo un país con mucho potencial de recuperación. Venezuela ha sido, es y será por algún tiempo altamente dependiente de la actividad petrolera, que constituye más del 97% del valor de sus exportaciones (muy reducida en términos absolutos, puesto que la producción petrolera de niveles superiores a los tres millones de barriles diarios está por debajo del millón), por lo que los espacios para la diversificación de su economía siguen siendo enormes.

Casi todos los sectores de la economía (algunos de ellos históricamente activos, como el mineral, petroquímico y la cadena del plástico, metalmecánico, alimentos, turismo, entre muchos otros) se encuentran muy deteriorados y requieren de inversiones importantes, no solo para cubrir el mercado interno, sino también para usar a Venezuela como plataforma para las exportaciones, aprovechando algunas ventajas comparativas presentes en en ese país en este momento.

Sin embargo, las grandes preguntas que cualquiera podría hacerse son: cómo y cuándo. Es indudable que el clima para hacer negocios en Venezuela se ha deteriorado a niveles sin precedentes. Así lo reflejan estudios como el de Hacer Negocios, del Banco Mundial, que mide comparativamente las facilidades y dificultades para hacer negocios y en el cual se coloca a Venezuela en las últimas posiciones.

Ello, se ha reflejado también, en un significativo declive de las inversiones extranjeras en Venezuela en los últimos años, cerrando inclusive en 2018 con cifras negativas.

Existe actualmente un elaborado plan, llamado Plan País, para rescatar a Venezuela, con medidas muy concretas aplicables a todos los sectores de la economía y de la sociedad, que entrarán en ejecución apenas se resuelva la crisis política que experimenta el país en este momento.

Dicho plan ha sido elaborado por muchos expertos en sus respectivas materias bajo un ánimo realista, renovador y consensuado. Para que el plan de rescate se pueda aplicar, es necesario que se recobren y fortalezcan las instituciones y se pacifique el país, definiendo el futuro de Venezuela en una transición para realizar unas elecciones libres, con un Consejo Nacional Electoral totalmente renovado.

Los próximos días o quizás meses serán decisivos para Venezuela, puesto que son muchas las variables de intereses y de poder que están presentes en el país.

El conflicto venezolano ya no solo es interno, sino que ha trascendido a otras latitudes, complicando su resolución aún más. Uno podría esbozar muchos escenarios, pero básicamente se reducen a dos.

Si Venezuela sigue por la senda actual, habrá más deterioro de todos los indicadores, políticos, económicos y sociales, incluyendo un incremento de las migraciones de venezolanos a otros países. Si, por el contrario, la transición política se concreta, se realizan unas elecciones libres, y se elige un nuevo gobierno, Venezuela podría rescatar su futuro.