Nunca es tarde para ahorrar y comenzar a invertir

Ahorrar requiere disciplina. Imagen de mohamed Hassan en Pixabay




En el presupuesto mensual, separar una parte para el ahorro puede ser el punto de partida para conformar un fondo inicial de recursos que se puedan invertir y multiplicar con el tiempo.

La mayoría de personas siempre pensamos que la forma más fácil de comprar algo o atender una situación económica es endeudándonos, pero ¿por qué no plantearnos ahorrar? Como en todo lo que vale la pena, debemos estar dispuestos a realizar un esfuerzo y mantener disciplina. Lo positivo es que estos ahorros bien invertidos nos permiten estar preparados para situaciones inesperadas que puedan darse en el futuro.

Una vez más, es necesario comenzar señalando que el punto de partida es tener claro un presupuesto; es decir, el detalle de gastos que debemos atender cada mes, desde lo más básico y de carácter fijo y recurrente, hasta aquellos gastos que son los gustos que todos tratamos de darnos cada cierto tiempo. Sin embargo, si tengo claro que mi objetivo es ahorrar, debo plantearme dentro de mi presupuesto tres “gastos fijos” que atender, uno es el monto mensual que voy a ahorrar, otro es el monto o prima a pagar de un seguro de salud y un tercero, si tenemos familia, es la prima de un seguro de vida.

Comienzo refiriéndome a los dos últimos, porque si bien pagar primas de seguro parece un gasto que no se recupera, si no se dan los eventos que están cubriendo, es justamente esa protección la que buscamos tener, en caso de una enfermedad o para no dejar sin respaldo económico a la familia, de tal forma que no nos veamos obligados a consumir nuestros ahorros.

Respeto al ahorro, es importante entender que no hay monto pequeño para comenzar a ahorrar. Y es que justamente la sumatoria de esos pequeños ahorros mensuales, son los que formarán ese capital inicial, que para incrementarse en el tiempo debe ser invertido.

Ahora, ¿cuál es la inversión ideal? Pues depende de muchas cosas, entre ellas, cuál es el objetivo de la inversión, cuál es la edad, situación económica actual y perfil de riesgo de cada persona. Con esto quiero decir que no es lo mismo, invertir a los 20 años que a los 50 años, o que hacerlo teniendo ya la seguridad de tener una casa propia que vivir alquilado, o que tener para invertir $50,000 o $500,000.

El ahorro e inversión es un proceso que puede tener diferentes etapas. La primera podría ser ahorrar para tener como inversión una casa propia y un fondo de contingencia para emergencias. Una segunda etapa podría ser el ampliar el fondo de contingencias con un ahorro específico para asegurar el pago de la educación de los hijos, y una tercera, ampliar esos ahorros mediante un portafolio de inversiones, que lo conviertan en una fuente de ingresos para el momento de la jubilación.

Como toda inversión, hay diferentes niveles de rentabilidad a obtener de ellas, en función del riesgo de las mismas. Respecto a esto, me gustaría centrarme ahora en tres tipos de producto: los ahorros en cuentas bancarias, los productos de deuda de renta fija y los productos de renta variable.

Los productos de ahorro bancarios suelen ser los más seguros y también los que menos rentabilidad ofrecen, pero esto no los exime de riesgo, puesto que por más que la banca es una actividad muy regulada, hay diferencias de clasificación de riesgo entre los bancos, que hacen a algunos más seguros que otros. Este tipo de inversión es recomendable para alguien que necesita el flujo mensual de pago de intereses para mantenerse y que no desea correr el riesgo que por algún movimiento o circunstancia en los mercados de capitales internacionales su inversión inicial decrezca.

Los productos de inversión en deuda que pagan una renta fija periódica, como los bonos corporativos, son una alternativa interesante porque suelen pagar más intereses que una cuenta a plazo, pero son instrumentos que normalmente se emiten a más de un año, usualmente 5 o más, y si bien el pago de intereses periódico o cupón del bono es fijo, el precio del bono varia según condiciones de riesgo de la empresa que lo emitió o volatilidad del mercado de tasas de intereses. Puede suceder que si necesito venderlo antes de su vencimiento el precio que obtenga sea menor al que pague al comprarlo, realizando en ese momento una perdida.

Por último, las inversiones de renta variable, en los que las mas conocidas son las acciones de empresas que cotizan en bolsas públicas, son las que ofrecen más riesgo dado que su precio varía según le vaya bien o mal a las utilidades de la empresa, las condiciones de la economía en las que opera y la volatilidad de los mercados de capitales mundiales. También está demostrado que ese mayor riesgo se paga en el largo plazo con mayor rentabilidad.

En mi experiencia, si hemos tomado la decisión de invertir nuestros ahorros, debemos tener claro algunos temas: el horizonte o tiempo de la inversión, que a mayor rentabilidad mayor riesgo, y que diversificar -es decir, no tener todo invertido en un solo instrumento, empresa o tipo de inversión- siempre mejora la relación rentabilidad/riesgo. Considero que una propuesta prudente para comenzar puede ser mantener al menos el 40% de tus ahorros en cuentas de ahorros y a plazos de bancos con un horizonte de 12 a 18 meses, otro 40% en instrumentos de deuda o fondos de renta fija con un horizonte a 5 años y el restante 20% en instrumentos de renta variable, como acciones, ETF (índices que reflejan el valor de una canasta de diferentes acciones) o fondos de renta variable con un horizonte de tiempo mayor a los 5 años.