Mujeres panameñas impulsan la recuperación económica

Es hora de ampliar enormemente el acceso, la calidad y la cantidad de alternativas de formación laboral dirigidas a las mujeres, refiere la gerente del BID en Panamá, Verónica Zavala. Foto Archivo




Los gobiernos deberían mejorar el acceso al crédito para las mujeres emprendedoras y proveer incentivos a las empresas que contratan y promueven a mujeres.

La pandemia ha llevado las desigualdades y la inequidad de género al límite. Los gobiernos y el sector privado deben reconocer que, sin cambios que permitan a las mujeres alcanzar plenamente sus objetivos personales y profesionales, no habrá una recuperación económica duradera.

Mucho se ha dicho sobre cómo la crisis actual ha impactado de manera desproporcionada a las mujeres, que se concentran en industrias de servicios que requieren contacto humano. Si bien la participación de la mujer en la fuerza laboral había aumentado lentamente en América Latina y el Caribe, la pandemia de COVID-19 provocó una fuerte reversión. En Panamá, según datos del INEC, el 2020 se cerró con una tasa de desempleo del 18.5% (11.4 puntos porcentuales por encima de la tasa del 2020), y pese a que aún no se manejan datos desagregados por género, la configuración del mercado laboral panameño y la distribución de las tareas de cuidado en el país, entre otros factores, hacen más que previsible una afectación económica superior entre las mujeres.

Incluso antes de la pandemia, el hecho de no cultivar plenamente el capital humano femenino estaba generando costos económicos devastadores en la región. El FMI ha estimado que el PIB sería un 22,5% mayor si la región cerrara la brecha de género en su fuerza laboral. Eso es más de un billón de dólares, una suma equivalente a la producción económica de Argentina, Colombia y Perú juntos.

Como en otras partes del mundo, las mujeres de América Latina y el Caribe están decididas a trabajar, estudiar y mejorar sus circunstancias, pero su potencial se ve limitado por regulaciones laborales inflexibles, falta de acceso al crédito y opciones limitadas de capacitación. Las expectativas sociales sobre las responsabilidades domésticas de las mujeres también imponen una enorme carga: en promedio, las mujeres en la región todavía dedican tres veces más tiempo que los hombres a las tareas domésticas y al cuidado de los niños, los adultos mayores y otras personas dependientes, incluso cuando tienen trabajos fuera del hogar.

La recuperación económica impulsada por las mujeres comienza con políticas que fomentan una distribución equitativa del trabajo doméstico y brindan atención a los dependientes asequible y accesible. Varios países aprobaron leyes de teletrabajo durante la pandemia y millones de trabajadores pudieron trabajar desde sus hogares. Sin embargo, los horarios de trabajo flexibles, la licencia de paternidad extendida y el cuidado infantil subsidiado de alta calidad son todavía demasiado escasos en la región.

En segundo lugar, los gobiernos deberían mejorar el acceso al crédito para las mujeres emprendedoras y proveer incentivos a las empresas que contratan y promueven a mujeres. Los bonos de género emitidos recientemente por Panamá ofrecen un enfoque prometedor para brindar financiamiento a empresas propiedad de mujeres. Por su parte, la Iniciativa de Paridad de Género impulsada por el gobierno nacional y organizaciones líderes con el apoyo del BID y el Foro Económico Mundial puede ayudar a reducir las barreras que impiden que las mujeres accedan a oportunidades laborales en igualdad de condiciones. Para acabar con la inequidad de género generalizada en el mundo empresarial, necesitamos estrategias público-privadas explícitas con compromisos medibles.

Por último, es hora de ampliar enormemente el acceso, la calidad y la cantidad de alternativas de formación laboral dirigidas a las mujeres. La pandemia ha alterado profundamente el mercado laboral, otorgando una prima aún mayor a las competencias digitales. Si bien las mujeres en América Latina y el Caribe representan el 60% de los graduados de programas terciarios y universitarios, representan solo el 30% de los graduados en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Las niñas también van a la zaga de los niños en la obtención de las habilidades digitales necesarias para ser económicamente activas y exitosas en todos los sectores.

Es hora de ampliar iniciativas para capacitar a las mujeres en las habilidades requeridas por el mercado laboral. Países como Costa Rica, Guatemala y El Salvador han implementado recientemente plataformas de capacitación en línea que se enfocan en habilidades de trabajo digital y remoto para mujeres. Además, los gobiernos también deberían ofrecer incentivos financieros para que las empresas contraten mujeres y ofrezcan oportunidades continuas de tutoría, coaching y capacitación en el trabajo.

En conclusión, tenemos que ser mucho más audaces. Para recuperarse del impacto devastador de la pandemia, los gobiernos deben aprovechar esta oportunidad de transformar completamente los mercados laborales mediante la adopción de leyes y políticas que permitan a las mujeres desarrollar todo el espectro de su potencial. El BID cuenta con herramientas financieras como los préstamos basados en políticas de género para apoyar a los países en las reformas necesarias para reducir las brechas de género en la región y aumentar las oportunidades para mujeres y niñas en América Latina y el Caribe. Esto es una herramienta que ya ha aprovechado Panamá para la creación del Consejo Nacional para la Paridad de Género en 2018, y este año se encuentra preparando la segunda fase. En conjunto, estas iniciativas tienen el potencial de potenciar el talento y la energía de las mujeres panameñas justo cuando su país más lo necesita.

Verónica Zabala

Representante en Panamá y gerente regional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
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