Las razones por las que se debe promover el emprendimiento femenino

Las razones por las que se debe promover el emprendimiento femenino




Después de 6 años trabajar solo con mujeres desde el programa Canal de Empresarias de Ciudad del Saber, logramos recabar además de un gran número creciente de mujeres con ideas y empresas, suficiente data de estudios locales e internacionales que nos reiteran la importancia de invertir, apoyar y promover a las emprendedoras. En América Latina y el Caribe solo el 1% de las mujeres emprendedoras tienen acceso a inversores ángeles, capital semilla y fondos de capital de riesgo, frente al 7% de hombres que consiguen este tipo de capital.

Un estudio de la firma de capital de riesgo First Round de Silicon Valley muestra que las inversiones en startup con al menos una mujer en el equipo fundador tuvieron un rendimiento superior del 63% en comparación de las lideradas solo por hombres. Invertir en la mujer es rentable para las compañías y cerrar la brecha de género permitiría, añadir a la economía mundial $28 mil millones para 2025, según McKinsey.

Según el BID Invest, las empresas que cotizan en bolsa con mayor representación femenina obtienen un 44% más de rendimiento sobre las inversiones y márgenes de ganancia un 47% más altos, pero el 63% de las compañías latinoamericanas no considera que la diversidad de género sea un tema prioritario.

Muchas de las 50 startups destacadas de América Latina en 2018 eran dirigidas por mujeres y el 33% de las fintech de la región tienen una cofundadora. Según la OIT, mejorar las oportunidades económicas de las empresarias no solo las beneficia a ellas, sino a las economías y los mercados de trabajo de los países.

Puntualmente en Panamá, el 14% de las mujeres entre 18 y 64 años de edad se animan a emprender (GEM, 2019). El porcentaje más alto lo vemos en mujeres de 25 a 35 años, edades en las que muchas son profesionales o conocen y han investigado el mercado en el que esperan desarrollarse ellas. Este dato es visible en Canal de Empresarias.

A pesar de la data global y local, y del trabajo que desarrollan muchas instituciones, es necesario seguir sensibilizando y potenciando gestiones como la Iniciativa de Paridad de Género, entre otras, que buscan cerrar brechas eliminando barreras que enfrentan mujeres y hombres en aspectos educativos, sociales o laborales. No solo es promover el rol de la mujer, sino de valorar desde nuestras diferencias los aporte que todos podemos darle a la economía.

La data es clara y nos indica que las empresas en las que tanto hombres como mujeres ocupan posiciones de decisión, son aquellas que generan altos resultados. La meta de añadirle a la economía mundial $28 mil millones en 2025 debe ser deseable para los actores públicos y privados en América Latina.

Por el Canal de Empresarias han pasado mujeres ejecutivas y profesionales y mujeres de áreas rurales con poco acceso a internet, muchas de ellas con ideas sencillas y tradicionales y otras con proyectos diferenciados y escalables. Pero independientemente del lugar de origen, ellas tienen en común la perseverancia y el trabajo arduo en la modificación de sus ideas y empresas para agregar valor y generar creatividad.

Sabiendo que todos venimos de entornos diferentes y que el camino para muchos es más complejo que para otros, hoy estamos claros en que cosas hacen falta para apoyar el emprendimiento femenino y aun más en las características que diferencian a hombres y mujeres a la hora de emprender. Es hora de que logremos complementarnos.

Las mujeres actualmente son quienes más se preparan o estudian en las universidades. Son buenas pagadoras de sus deudas y saben ahorrar a la hora de emprender usando lo realmente necesario. Son muy cuidadosas a la hora de tomar riesgos. Tienen menos acceso a financiación y muchas no tienen historial crediticio. Las ganancias de sus negocios las invierten en la familia, sus comunidades o solución de problemas sociales. Se inclinan con la creación de productos y servicios que generen un bienestar social. Se preocupan por el trabajo en equipo.

Los hombres toman o asumen más riesgos. Aprovechan más las oportunidades y dedican más tiempo a espacios de networking y negocios. Se enfocan en sus propios objetivos, y no temen negociar. Saben venderse y promover sus habilidades. Piden más prestamos e invierten más en sus negocios. Sus modelos de negocios establecen con más claridad la entrada del dinero. Emprenden en todos los sectores industriales, al punto que algunos sectores actualmente son vistos como masculinizados y no temen incursionar en sectores nuevos