Las juntas directivas que sumen

Es fundamental analizar el perfil de los directores de las empresas.




Según el artículo de Rusty O´Kelley III y PJ Neal “Top Boards do these 4 things differently” (Harvard Business Review, Febrero de 2020), los llamados “Directorios Medalla de Oro” van mas allá de sus naturales responsabilidades de revisar los estados financieros y las actividades de auditoria y cumplimiento de la empresa, invirtiendo gran parte de su tiempo en mirar hacia el futuro.

Tareas como reenfocar la agenda de Junta Directiva hacia el planeamiento estratégico y gestión de riesgos de la empresa, fortalecer el debate de alto nivel con enfoques innovadores y diversos, dar retroalimentación clara a los altos directivos y a sus propios miembros como una forma de mejorar el rendimiento, y por supuesto, estar enfocados, escuchar y discutir sin miedo a discrepar para evitar pensamiento sesgado; son las características que hacen de estas Juntas Directivas, valiosas y eficaces.

Sin embargo, el punto de partida es sin duda el perfil de cada uno de los Directores y del Presidente de turno que la preside. Al final de cuentas, una Junta Directiva la integran personas y son sus conocimientos y capacidades las que se ponen al servicio de una empresa.

En Panamá, el Instituto de Gobierno Corporativo, publicó en el 2010, una “Guía de Buenas Prácticas de Gobierno Corporativo” en las que entre muchos temas relevantes, destaca que “Los miembros de la Junta Directiva deben tomar sus decisiones en bien de la empresa como un todo, independientemente de los intereses de quienes los nominaron” y respecto al perfil establecido para los Directores marca atributos mínimos como “amplia visión empresarial, competencia técnica para interpretar informes y estados financieros, capacidad analítica, criterio de responsabilidad social y ética empresarial”, entre otros.

Es aquí donde debe surgir la reflexión de accionistas y reguladores, sobre si las Juntas Directivas deben tener un perfil profesional o la de un club de amigos, puesto que si bien en Panamá y en la mayoría de los países de la región se han dado normas especificas que señalan exigencias respecto a la participación de directores independientes y directores mujeres en las Juntas Directivas, muchas veces no se valida que tengan el perfil profesional o técnico mínimo para ejercer esa función dentro de una determinada industria o sector.

En el ensayo “Cómo hacer eficaz una Junta Directiva” la licenciada Michelle Oteiza de De la Guardia señala diversas situaciones que señalan importantes campos de mejora respecto a como se elige a los miembros de una Junta Directiva y la forma en la que opera. Es un documento interesante que llama a la reflexión.

En mi desempeño profesional, tengo la oportunidad de participar tanto como miembro de Juntas Directivas así como en roles representando a la gerencia, y considero que el buen gobierno corporativo y la eficacia de una Junta Directiva parten del perfil personal y profesional de cada uno de sus miembros, en los que la experiencia, conocimiento técnico y ética sean las bases de su participación mas allá de la coincidencias sociales o amicales con los propietarios u otros directores. Sin la capacidad técnica en una determinada función relevante para la empresa, el aporte de un Director queda reducido a buenas intenciones que no siempre suman.