La transformación interna, desaprender para volver a aprender

La transformación interna, desaprender para volver a aprender




Toda crisis presenta sus retos, y con ellos vienen oportunidades de encontrar lo positivo entre la incertidumbre. Si algo aprendemos de los eventos actuales, es que no necesariamente vamos a encontrar las respuestas a los retos presentes y futuros buscando en el pasado. En estos momentos se requiere un nuevo estilo de liderazgo, un liderazgo en tiempos digitales. Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestras experiencias pasadas, lo que aprendimos con educación formal, y lo que adquirimos a través de la experiencia y vivencias diarias.

Todo lo que sabemos de como funcionan las cosas, nos ha servido bien, nos ha llevado hasta el lugar donde estamos hoy. Pero los nuevos retos presentan desafíos desconocidos para la mayoría. Abordarlos con éxito requiere un liderazgo transformador que nos permita desaprender lo que conocemos, para dar paso a aprender de nuevas formas. Sin este pequeño pero gigante paso se nos puede dificultar romper con nuestros propios paradigmas internos de como las cosas deben funcionar, volviéndonos nosotros mismos el mayor reto para la transformación

No pretendamos que nuestras organizaciones estén preparadas para enfrentar una ruta de digitalización que tanto perseguimos, si no hemos preparado a los equipos y la cultura organizacional para el viaje de divergir en nuestros pensamientos, rompiendo nuestros paradigmas y facilitando procesos de cambio para nuestros equipos.

Estamos todos tratando de transformar digitalmente nuestras empresas, pero no nos estamos dando el tiempo para transformarnos como lideres, y liderar, no gestionar, la cultura organizacional que permita la transformación. Esto requiere que consideremos nuestra vida como una oportunidad para el aprendizaje continuo.

Debemos darnos cuenta de que los tiempos donde considerábamos los estudios como un momento inicial de nuestra carrera profesional quedaron atrás hace mucho. Ya no son suficientes nuestros varios diplomas colgados en la pared, o décadas de trabajo, en su mayoría repitiendo lo mismo. Los nuevos tiempos requieren de una apertura continua y permanente al aprendizaje, que nos habilite mantener un estado continuo de evolución personal.

El nuevo liderazgo en tiempo digitales nos llevara a entender que no se trata de cuan inteligente somos, si no de como somos inteligentes. La pregunta sobre como hacemos las cosas nos debe llevar a una conclusión mas profunda de por que las hacemos. La inteligencia por si sola no sirve mayor propósito social, pero si la ejecución de lo que queremos cambiar gracias a esos conocimientos.

Aprovechemos cada oportunidad para nutrir nuestras fuentes de conocimiento, soltar lo pasado, abrazar lo nuevo, y plantearnos una visión personal que permitan una transformación interna. Esto nos llevara a un nuevo liderazgo personal, que redundara en cambios organizacionales positivos.

Podemos iniciar este camino proponiéndonos un ejercicio que nos permitan explorar la auto-indagación, el ejercicio de convertirnos en seres observadores de nosotros mismo, de como pensamos y vemos nuestra situación actual. Para lograrlo busquemos primero cuestionar las percepciones y los hechos que tenemos de las cosas que suceden alrededor de nosotros. Intentemos diferencias lo que sabemos es un hecho real, de lo que asumimos y concluimos con información incompleta.

Como segundo paso, es necesario dejar de culpar a otros y asumir responsabilidad por lo que nos pasa. Podemos quedarnos dando muchas vueltas y justificaciones sobre las cosas que nos suceden, pero mas productivo será intentar reaccionar positivamente a cada una de ellas y tomar completo control de la ruta.

Y por ultimo, es indispensable remontarnos a nuestras vivencias pasadas, nuestras experiencias de vida, buscando entender como nuestra historia construyo la persona que somos hoy. Que nos decían de pequeños, que creencias y costumbres aprendimos, es un reflejo de como interactuamos hoy. Este primer paso de descubrirnos abre el camino para plantearnos una visión personal que marque el rumbo para nuestra transformación.

Nuestra visión debe guiarnos en contestar dos preguntas: ¿Qué quiero hacer? y ¿Cómo lo quiero hacer? Es solo al lograr alcanzar una claridad personal de donde estamos parados, donde queremos ir, y como queremos alcanzarlo, que seremos capaces de acompañar y guiar este proceso con otros, buscando no solo el cambio personal, si no la de nuestras empresas y sociedad.

Foto de: Gerd Altmann en Pixabay