La oportunidad de oro para Centroamérica

La oportunidad de oro para Centroamérica




En el último quinquenio la región de Centroamérica y República Dominicana (Caprd) se ha beneficiado de un contexto internacional favorable que le ha permitido crecer a tasas superiores a las del resto de América Latina y del mundo. Este crecimiento estuvo principalmente asociado con el dinamismo de la economía de Estados Unidos, el principal socio comercial, inversionista y fuente de remesas de la región.Y como importadora neta de bienes, la región también se benefició de una caída en los precios de los hidrocarburos , que le permitió estabilizar su inflación y su déficit de cuenta corriente.

Cabe destacar adicionalmente que estos países han logrado implementar una estrategia de apertura comercial para posicionar varias de sus exportaciones en los mercados internacionales y ha sido exitosa en la atracción de inversión extranjera directa (IED).

Sin embargo, este contexto internacional favorable podría estar llegando a su fin. En el último año, una serie de eventos foráneos han resultado en un aumento en la incertidumbre para la región: ha habido un resurgimiento de políticas comerciales proteccionistas; una moderación en los flujos de IED hacia la región; y hacia el mundo; un aumento en medidas antimigratorias; y una histórica caída en los precios del café, uno de los productos principales de exportación de la región.

Ante este entorno resulta importante evaluar la capacidad de reacción de la región para asumir estos desafíos. En nuestro reciente reporte “El futuro de Centroamérica: retos para un desarrollo sostenible”, examinamos la coyuntura internacional actual y determinamos oportunidades de política para la región en diferentes pilares, entre ellos comercio, inversión, migración y materias primas.

Uno de los retos es completar la arquitectura de tratados comerciales intrarregionales, que podría generar un aumento del producto interno bruto del 1.2% y crear 400 mil empleo.

En el pilar de comercio, ante el aumento de medidas proteccionistas, los países Caprddeberían ampliar su agenda de integración comercial dentro de la región. Completar la arquitectura de tratados comerciales intrarregionales resultaría en un aumento del producto interno bruto real del 1.2% a 2030, y en una creación de casi 400 mil puestos de empleo. Adicionalmente, aumentar el comercio con países de la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) ofrece oportunidades de crecimiento económico, empleo y atracción de inversiones extranjeras más promisorias frente a otros bloques comerciales como Mercosur o el sudeste asiático.

En cuanto al pilar de inversión, Centroamérica y República Dominicana pueden considerar el compensar la moderación de flujos de IED, con un aumento en inversión doméstica. Para lograr esto se identificaron ciertos factores que podrían incentivar una mayor inversión local incluyendo un mayor acceso al financiamiento, una mejor calidad de infraestructura, mayores niveles de ahorro doméstico y un mayor control de la corrupción.

La región podría reevaluar y mejorar, también, el rol de sus agencias de promoción de inversión: además de atraer IED, estas podrían mejorar el entorno de negocios y la generación de encadenamientos productivos. Esto beneficiaría tanto a inversionistas locales como extranjeros.

Respecto de la migración y frente a los cambios en la política migratoria en Estados Unidos, que es el principal destino de emigrantes de la región e importante fuente de remesas, para Carprd resultaría importante incrementar las oportunidades económicas y mejorar la calidad de vida de sus poblaciones, en especial en los países del llamado triángulo norte (El Salvador, Guatemala y Honduras), países donde está ocurriendo una mayor emigración.

Finalmente, acerca de la volatilidad de los precios de las materias primas, Centroamérica y República Dominicana deben considerar explorar coberturas financieras o mecanismos de ahorro y desahorro a lo largo del ciclo de precios de estos productos. En el caso específico del petróleo, también valdría la pena continuar aumentando el peso de las energías renovables en la matriz energética, además de eficientizar las conexiones en el Mercado Eléctrico Regional. Por último, se podría buscar mejorar la focalización de subsidios energéticos y la distribución de riesgos de costos entre los agentes de la cadena.

En tiempos de incertidumbre, cabe recordar que la unión hace la fuerza. La región podría tener una mayor influencia y registrar mayores ganancias si identifica y coordina sus fortalezas internas a nivel regional. La mejor apuesta en estos tiempos inciertos es profundizar la agenda de integración económica y seguir creando las condiciones para atraer inversión y mejorar el bienestar de la población.