Gestionar emociones. El recurso más valioso hoy

Nuestra salud mental y bienestar personal se influyen mutuamente, dependiendo en gran medida de cómo nos relacionamos con el mundo, así de las emociones que se generan. CORPRENSA/ ROBERTO CISNEROS




Cada vez son más las grandes compañías que proveen programas de bienestar para sus colaboradores. Si, es cierto, requiere de presupuesto para ello, dinero que al invertirse podría generar que tus colaboradores mejoren su vida, por ende su trabajo, y así la eficiencia y rentabilidad en el negocio.

Una de las preguntas que tiene el IKIGAI y que hizo que yo comenzara a pensar en cambiar de carrera en medio de una fue la pregunta: ¿qué necesita el mundo? Cuando trabajé mi propósito en un Programa Ejecutivo de 5 días, ya hace 6 años, me di cuenta de que a lo que hacía le faltaba alinear lo que amo hacer con qué necesita el mundo.

Mi experiencia organizacional fue en Compañías top del mundo, en donde era muy importante la performance, el tiempo, la entrega de calidad. Muchas veces en pos de eso, descuidé mi salud e incluso tiempo de calidad con mi familia.

No me arrepiento, pero aprendí que no era necesario romperme, sino más bien haber conocido y tenido las herramientas para no llegar a eso.

En mi caso, descubrí las herramientas tomando cursos, entrenándome en psicología, coaching y trabajando en mi misma. Pero en los casos en los que las personas no tienen ese deseo de aprender el rol de las empresas es indispensable para proporcionarlo.

Gestionar emociones. El recurso más valioso hoy

Nuestra salud mental y bienestar personal se influyen mutuamente, dependiendo en gran medida de cómo nos relacionamos con el mundo, así de las emociones que se generan.

Entonces, si eres líder, tienes personas a cargo y te importa mejorar en algo al mundo, una de las formas es abriendo espacios para conocerlas y así poder brindarles los programas que pudieran necesitar.

Tal vez no seamos conscientes de todo aquello que nuestras emociones iluminan y ensombrecen a lo largo de nuestra vida. Nadie nos dijo como manejarlas, como cambiarlas o aprenderlas. Es como si no supiéramos que existen hasta que algo sucede, pero ¿no crees que es fundamental saber que existen y cómo aprender a gestionarlas?

Tomar consciencia de las emociones y aprender cómo gestionarlas es fundamental si quieres lograr una vida balanceada, e incluso saber cómo manejarte en esos momentos en los cuales sientes que no tienes otra opción.

“Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo, sus órganos. sus huesos, sus funciones, sus sitios, pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma”, Mario Benedetti.

¿Por qué es importante reconocer las emociones?

Las emociones nos aportan información sobre nuestra relación con el entorno. Experimentamos alegría o satisfacción cuando las cosas nos van bien, y tristeza, angustia o ansiedad, cuando sucede lo que no queremos o esperamos, o en casos de amenazas. Durante los últimos dos años los casos de ansiedad han aumentado en un 30% según un estudio realizado por uno de los Estudios más grandes del mundo (EY). Quienes lanzaron un programa de asistencia al empleado llamado We Care orientado a generar espacios para que los colaboradores participen, e incluso pidan ayuda. Inician cada sesión con una historia contada por algún patrocinador.

Nuestra salud mental y bienestar personal se influyen mutuamente, dependiendo en gran medida de cómo nos relacionamos con el mundo, así de las emociones que se generan.

Al nacer no tenemos desarrollados el pensamiento, ni el lenguaje, ni siquiera podemos planificar lo que hacemos, sin embargo, nuestras emociones nos permiten comunicarnos e identificar aquello que es bueno y malo para nosotros.

A través del llanto, la sonrisa o conductas rudimentarias nos vamos relacionando con el mundo y el resto de seres humanos. Así podemos afirmar, que nuestras emociones configuran nuestro paisaje físico, mental, anímico y social.

Las emociones también funcionan como indicadores de nuestro interior.

¿Cómo gestionarlas?

Algo que me sirvió mucho fue pasar de la pregunta ¿por qué? Y reemplazarla por ¿para qué?

Cuando sientas que algo te pasa, ya que muchas veces es difícil ponerle nombre a algo a lo que no le hemos prestado atención, pregúntate: ¿para qué estoy sintiendo esto?

¿Para qué me sirve reconocerlo? ¿Qué información me está brindando?

Cada vez que experimentamos una emoción, podemos crear pensamientos acordes a ésta, interviniendo además nuestro sistema nervioso como el preparador del organismo para la mejor respuesta.

Nuestras emociones pueden ser nuestra mayor fortaleza o nuestra peor debilidad. Todo depende de cómo las gestionemos.

Las emociones son como un sistema de alarma que se activan cuando detectamos algún cambio en la situación que nos rodea; son recursos adaptativos que los seres humanos presentamos, y que dan prioridad a la información más relevante para cada uno, activando así diferentes procesos que nos permitirán dar una respuesta.

Una adecuada educación emocional, permitirá adquirir destrezas para el manejo de los estados emocionales, reducir las emociones negativas y aumentar en buena medida, las emociones positivas. Aprender a resolver de manera asertiva los conflictos, dominar una frustración a corto plazo a cambio de una recompensa a largo plazo y manejar nuestros estados de ánimos para motivarnos.

¿Qué ganaremos al educarnos emocionalmente?

Ante todo lograr dominio sobre las situaciones y no al revés, no que la emoción nos haga hacer cosas que no quisimos de haber tenido un momento para gestionarla.

Algo que sirve mucho es aprender a conectar con estados de consciencia y momento presente, el mindfulness. EN mi caso lo practico y enseño a mis clientes, y ante momentos de crisis, eso ha sido el diferencial. Tener adquirida esa práctica es la mejor herramienta.

Con un desarrollo adecuado de las emociones podremos:

1. Identificar cuando está apareciendo la emoción que nos sacará de eje.

2. Hacer nada mientras la observamos, poder identificarla antes que nada.

3. Tener una actitud más positiva hacia la vida.

4. Ser más optimistas.

5. Expresar nuestros sentimientos.

6. Conocernos y mejorar nuestra autoestima.

7. Cooperar en vez de competir.

8. Decir lo que nos molesta cuando nos moleste y no cuando sea tarde.

9. Mejorar nuestra comunicación y relaciones.

10. Ser más asertivos.

Ya sea que eres líder, tienes personas a cargo o bien para tu propio autoliderazgo, conocer las emociones siempre suma.

Prueba y luego me cuentas.

Paula Cabalen

Estratega de negocios, CEO de Consultophy y embajadora Cambridge Business Association Points of You Caountry Leader
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