¿Cuándo se necesita un socio en el negocio?

¿Cuándo se necesita un socio en el negocio?




Una de las decisiones más difíciles que deben tomar los emprendedores es acerca del socio del negocio que necesitan. ¿Es mejor solo o acompañado? ¿cuánto beneficiará al negocio la incorporación de un socio? ¿qué requisitos deben cumplir? ¿cuándo es conveniente y cuándo no? ¿qué exigirles y qué no?


Hace poco me llamó un amigo emprendedor, contándome que un potencial cliente le pidió una demostración sobre su software y al terminar la reunión recibió un ofrecimiento inesperado. En lugar de comprarle la licencia del software, la persona interesada le pidió ser su socio; es decir, comprarle una participación de su empresa. “no sé ni cuánto vale mi empresa” me dijo, “no sé ni cuánto pedirle por las acciones ni qué porcentaje minoritario venderle”, agregó.

Me gustó mucho la llamada de mi amigo. Me alegró saber que su emprendimiento va “viento en popa”, pero además me alegró saber que tengo la oportunidad de ayudar a alguien.

Quiero compartir mis reflexiones porque sé que de alguna manera esta inquietud no solo es de él, sino de muchos.

¿Realmente necesitas un socio?

Lo primero que le dije a mi amigo fue: ¿has pensado si realmente necesitas un socio?. Te digo esto porque tal vez no lo necesitas.Es muy importante que un emprendedor sepa que su negocio es su patrimonio y que piense bien si realmente necesita un socio. Son varias las razones por las que el emprendedor puede requerirlo. Entre ellas:

1) Porque necesita capital para crecer. Si este es el caso, lo que realmente necesitas es un inversionista; es decir, alguien que te preste dinero a un interés muy superior al que obtendría si los deposita en un banco y que además confíe en ti. Siempre será mejor pedir un préstamo que podrás pagar, a vender parte de tu patrimonio.

2) Porque necesitas conocimiento (know-how) y el posible socio lo tiene. Si este es el caso, lo que realmente necesitas es un contrato de franquicia, donde tu contraparte te “vende” o te alquila los conocimientos que requieres para que tu negocio prospere o crezca. Siempre será mejor pagar por un conocimiento que recibirás y generará flujo de caja, que vender parte de tu patrimonio.

3) Porque necesita una red de contactos (y el posible socio lo tiene). Si este es el caso, lo que realmente necesitas es un contrato de intermediación comercial. Ofrécele una participación por cada venta. Negocia el porcentaje. Siempre será mejor ceder una parte de un nuevo negocio que vender parte de tu patrimonio.

4) Porque necesitas “mano de obra” ya que tu no te das abasto con todas las actividades. Si ese es el caso, y sientes que no te alcanza el tiempo como quisieras, lo que realmente necesitas es una persona que trabaje para ti, no un socio. Siempre será mejor contratar a alguien que te ayude a crecer el negocio que vender parte de tu patrimonio.

¿Qué debo esperar de un socio?

Supongamos que después de las preguntas previas concluíste que sí necesitas a un socio porque te agrega valor y que no es algo que puedas conseguir con un contrato laboral o comercial. En ese caso, hay dos requisitos que debe cumplir un socio (deben ser rígidos y no negociables). Con el socio debes compartir dos cosas: valores y objetivos. Ambos. No basta con uno solo. Estas dos características son fundamentales para que una relación funcione. Vale para los negocios (y también para las relaciones de pareja).

Compartir valores

Pondré un par de ejemplos.El primero sobre las relaciones de pareja. Imagínate que en una relación de pareja uno de ellos cree en la fidelidad y la otra persona no. Queda claro que en ese caso no comparten valores, por lo que tarde o temprano tendrán problemas.El segundo ejemplo: en el mundo de los negocios, si un socio cree en la honestidad y el otro cree en el soborno, esa relación no llegará lejos, tarde o temprano los problemas vendrán y es casi seguro que terminará mal.

Compartir objetivos

Imagínate que en una relación de pareja una de las dos personas se quiere casar y la otra no; o, una quiere irse a vivir a EE.UU. y la otra no; o, una quiere tener hijos y la otra no quiere. En esos casos queda claro que no comparten objetivos. La llegada de los problemas será inevitable.En el mundo de los negocios, si un socio quiere capitalizar (reinvertir) en el negocio y el otro quiere llevarse las ganancias (dividendos), tendrán una divergencia importante. O si uno quiere tener más socios y el otro no, tendrán objetivos diferentes. Si uno quiere hacer crecer al negocio y el otro no, también se encontrarán con problemas.

He hecho las analogías con la relación de parejas porque el principio es el mismo. Incorporar un socio al negocio es como un matrimonio. Y no necesariamente es para toda la vida, porque los divorcios existen. De lo que se trata es de reducir la probabilidad de que ello ocurra y que, si se llegase a dar, sea lo menos doloroso posible.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Ernesto Bazán

El autor es Presidente en la Calificadora de Riesgo EB Ratings.
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