Cómo las grandes empresas están tomando el liderazgo en el cambio climático

El cambio climático es un reto y las empresas buscan lograr la descarbonización de sus actividades. Román Dibulet.




En retrospectiva, el resultado más significativo de la COP26 (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Glasgow el 31 de octubre 2021) puede no haber sido el acuerdo formal definido por los diplomáticos en la sala plenaria principal, sino el impulso que surgió de las reuniones y discusiones entre los líderes de la economía mundial que tuvieron lugar alrededor.

Desde el principio, la participación del sector privado en la COP26 sugirió que la industria ya no estaba dispuesta a esperar la acción del sector público. Para cuando terminó la cumbre el 13 de noviembre, muchas de las empresas e instituciones financieras más grandes del mundo habían anunciado voluntariamente nuevos y audaces planes para mitigar el calentamiento global. Más de 5.200 compañías se han comprometido a alcanzar el objetivo de cero emisiones de carbono para 2050, y alrededor de 450 bancos, aseguradoras e inversores - que representan colectivamente $130 millones de millones (trillones en inglés) en activos y el 40% del capital privado global - se han comprometido a hacer que sus carteras sean neutrales en cuanto a emisiones de carbono en el mismo período.

El Canal de Panamá presentó al COP26 la charla “Impulsando la acción climática a través de rutas marítimas sostenibles”. La relevancia de este tema es justificada da la estimación que los barcos son responsables del tres por ciento de las emisiones globales de carbono, cantidad comparable a lo que emiten los países más contaminantes. Por este motivo, la Organización Marítima Internacional ha definido como objetivo reducir del 50% las emisiones de los barcos internacionales por el 2050. El Canal de Panamá tiene la meta aún más ambiciosa de lograr la neutralidad de carbono por el 2030.

Cómo las grandes empresas están tomando el liderazgo en el cambio climático

Vista aérea del Canal de Panamá

El desafío será hacer realidad estos planes, no solo para unos pocos jugadores iniciales, sino para industrias enteras. Un nuevo análisis de McKinsey reveló que se espera que el gasto de capital, para lograr cero emisiones netas, aumente de los actuales $5,7 millones de millones al año (cifras en trillones en inglés) a $9,2 millones de millones al año en las próximas tres décadas. Este es un aumento estimado de $105 millones de millones en 30 años. Una redistribución masiva de capital de este tipo desencadenara un período de rápida innovación y crecimiento, que probablemente reformulara industrias enteras y revolucionara la forma en que las empresas crean valor.

Comprometerse a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero e implementar los cambios que reducirán esas emisiones son dos afirmaciones muy diferentes. Y, si bien las industrias se involucran en la descarbonización, su capacidad para cumplir con las promesas del COP26 dependerá en gran medida de tres factores: la innovación tecnológica, el ritmo al que las empresas con uso intensivo de carbono pueden transformarse en empresas más ecológicas, y el despliegue de enormes olas de nuevo capital.

Tecnologías revolucionarias

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que, para lograr el objetivo de cero emisiones netas sarán necesarias tecnologías que ahora están en fase de desarrollo o demostración. Estas tecnologías e innovaciones serán muy disruptivas, especialmente en industrias que hasta ahora han demostrado ser difíciles de descarbonizar.

No faltan ideas técnicas interesantes, pero el proceso de transformar estas innovaciones en empresas escalables requiere mucho capital y conlleva riesgos. Hace diez años, en la primera ola de transición energética, las empresas que desarrollaron componentes solares a escala comercial se enfrentaron a desafíos similares. Una lección clave de la primera ola fue que las fuerzas del mercado por sí solas no eran suficientes para ayudar a los primeros jugadores a desarrollar y comercializar estas tecnologías. Para las tecnologías más eficientes, como la energía solar, la solución ha sido una combinación de medidas de apoyo, incluyendo créditos fiscales, subsidios directos y productos de préstamos, que han reducido el riesgo de comercialización de tecnología asociada con proyectos a gran escala. La industria aprendió que cuando el sector público y las empresas trabajaban juntos, podían contribuir a la liberación de capital privado - principalmente financiación de deuda - que permitía reducción de costos, mejorar las prestaciones y finalmente acelerar la adopción de las nuevas tecnologías.

Las lecciones aprendidas de la primera ola podrían aplicarse a las nuevas tecnologías actualmente en estudio y desarrollo. Los gobiernos probablemente tendrán que apoyar buenas ideas antes de que las empresas las prueben. Los mecanismos como los préstamos respaldados por el gobierno para proyectos riesgosos serán particularmente importantes. Las tecnologías que serán más cruciales para lograr reducciones profundas de las emisiones requerirán capital a gran escala y, por lo tanto, se beneficiarán del financiamiento de la deuda a bajo costo.

Adopción de tecnologías verdes (sin emisión de contaminadores)

La descarbonización de las industrias con altas emisiones, que hoy representan casi el 80% de las emisiones globales, es otro desafío importante. Muchos análisis de la próxima transición energética se enfocan en las industrias del futuro. De hecho, el éxito dependerá en gran medida de la rapidez con que las industrias actuales puedan pasar de tecnologías contaminadoras a verdes, y eliminar gradualmente las operaciones con uso intensivo de carbono. La AIE y McKinsey han estimado por separado que la descarbonización de los sistemas industriales y energéticos representa más del 50% del volumen de carbono que se reducirá en la próxima década. McKinsey estima que para descarbonizar estos sectores serán necesarias inversiones por 60 billones de dólares en los próximos 30 años.

La transición a tecnologías verdes fue un tema importante en Glasgow, pues las empresas de algunas de las industrias más emisoras del mundo, como el acero, el cemento, la producción de petróleo y electricidad, prometieron reducir la contaminación. Eso requerirá que las compañías implementen tecnologías para ayudar a descarbonizar los procesos industriales. Muchas oportunidades en esta la transición involucran la electricidad.

Por ejemplo, los riesgos y las oportunidades más importantes pueden residir en industrias que siguen siendo difíciles de electrificar, como el transporte aéreo, la minería pesada, la refinación de petróleo y la producción de acero y cemento. Algunas de las oportunidades más interesantes en estos sectores son tecnologías de captura y almacenamiento de carbono y tecnologías que se alejan de los combustibles fósiles y utilizan el hidrógeno. Un cambio rápido hacia la ecología significa acelerar el retiro de los activos con altas emisiones para crear espacio para alternativas más limpias. En relación con eso, alrededor de dos docenas de países anunciaron en la COP26 su compromiso de eliminar gradualmente la energía a carbón.

Invertir en la descarbonización

Un cambio radical en las expectativas de los banqueros y fundos de inversiones globales está en marcha, ayudando a crear una mayor urgencia para la descarbonización. La recientemente creada Alianza Financiera de Glasgow para Net Zero convocó a un grupo de instituciones financieras para identificar formas de invertir colectivamente en sectores con altas emisiones para acelerar el desarrollo de tecnologías sin emisiones de carbono y retirar de manera responsable activos como plantas generadoras a base de carbón.

Los prestamistas comenzaron a considerar el riesgo de que a las industrias con altas emisiones no les vaya bien en el futuro y a vincular las cuestiones de deuda con los objetivos de sostenibilidad corporativos.

Determinar los perfiles de riesgo de las diversas oportunidades de inversión sostenible que existen actualmente, como las renovaciones ecológicas para la producción de petróleo y gas o las plantas industriales, sigue siendo un gran desafío para los prestamistas. Los actores de la industria y los inversores están trabajando para abordar este problema desarrollando parámetros cuantitativos para evaluar el riesgo y los retornos para facilitar el flujo apropiado de capital de riesgo hacia inversiones en descarbonización, pero queda mucho por hacer.

Nuevo momentum

COP26 ayudó a enfocar a la comunidad empresarial global en la descarbonización, impulsando nuevas inversiones y estimulando la formación de nuevas asociaciones en el proceso. El desafío hoy es ayudar a los inversores a canalizar capital hacia transformaciones que permitan adoptar tecnologías que no contaminen, en las que la nueva financiación de terceros y las asociaciones público-privadas ayudan a desbloquear los retornos financieros.

La próxima gran conferencia global sobre el clima, COP27, que se celebrará en Egipto, será una oportunidad para arrojar luz sobre el avance de las iniciativas establecidas en Glasgow y sobre la próxima frontera.

Basado en How big business is taking the lead on climate change, Kassia Yanosek, David G. Victor