‘Así ladren, la caravana avanza’




A propósito de listas negras, grises, blancas y demás ridiculeces e injusticias anacrónicas y discriminatorias, nos corresponde decir que el mundo de hoy es transparente gracias al intercambio automático de información para fines tributarios. Digo para fines tributarios, por ahora, porque esa misma información se va a utilizar también para la prevención del blanqueo de capitales en un futuro próximo. Eso se llama convergencia regulatoria.

De manera que no nos dejemos aturdir por los estertores de esa práctica discriminatoria y hostil de emisión de “listas”, porque en la medida en que nuestra plaza sea transparente y prestemos un buen servicio desde Panamá al mundo, las cosas deberían salir bien en la plaza financiera. Prestar buen servicio implica, entre otros menesteres, aligerar los procedimientos de apertura de cuentas a no residentes sin sacrificar la justa y debida diligencia.

Para ello es necesaria la conciencia y colaboración de los reguladores y la constante capacitación del recurso humano en materia de cumplimiento fiscal y de prevención de blanqueo de capitales. La creación de un fondo de garantía de depósitos es también una tarea pendiente y muy importante.

No pensemos que dar vuelta atrás nos va a hacer algún bien. No se trata de deshacer lo hecho en materia de transparencia fiscal internacional, sino de fortalecerlo. No debemos desandar lo andado con paso firme.

Sin embargo, en paralelo, es imprescindible balancear la ecuación. Panamá ha llevado a cabo un esfuerzo admirable en materia de transparencia, siendo hoy el líder indiscutible en Centro y Sur América, debido a su posición estratégica como hub financiero de la región. Ningún otro país de Latinomérica ha dado pasos tan largos como Panamá en materia de normas como el Fatca, el CRS y el régimen de Qualified Intermediaries del IRS.

Pero debemos cuidar de no convertirnos en el infiernito tributario más transparente de Latinoamérica. Hay que balancear esa ecuación y seguir adelante con reformas tributarias sustantivas, a lo interno, bien pensadas para el largo plazo y que acompañen la marca país con una arquitectura de economía libre y de moderada tributación, siempre territorial, tanto a la renta empresarial como a la proveniente del salario.

Las normas locales actuales, lamentablemente, no incentivan la creación de empresa en Panamá. La tasa societaria de impuesto a la renta del 25%, al dividendo del 10%, más el CAIR y la renta estimada, siendo esta última no más que un préstamo obligatorio al Estado y sin intereses, cuando aún no se ha producido el hecho imponible “renta”, constituyen un coctel que hay que revisar porque ya está caduco. No es competitivo.

Hay que ocuparse de promover la inversión en actividades económicas para el mercado local, independientemente de que el capital sea local o extranjero. Es fundamental ocuparse del régimen tributario interno, simplificándolo y haciéndolo más justo y competitivo internacionalmente.

La iniciativa europea de golpear a Panamá con otra lista ya tiene un vaho medieval. A la diplomacia le toca hacer lo suyo, pero la misión del país, en lo económico, no debe estar constantemente mortificada y desenfocada por las amenazas de inclusión en listas. Repetimos, esa práctica ya está caduca, pero Europa parece no haberlo entendido o cree que nosotros no nos hemos enterado aún. Resulta escandaloso que, por ejemplo, Venezuela no esté incluida en esa lista, a pesar de que el mundo civilizado reconoce al país como narcoestado. ¿Será que en Europa les interesa la platica venezolana? Dios acompañe a Venezuela y le ayude a salir del régimen infame, pero que también ilumine al Consejo y al Parlamento y les haga enderezar la ruta, canalizar sus miedos y dominar sus demonios autóctonos.

Panamá es un país de fortalezas y debilidades, como todos. Pero una de sus fortalezas es la transparencia en intercambio automático de información. Seamos cada vez más fuertes en ello, pero balanceando la ecuación, simplificando lo interno. El régimen tributario panameño debe ser simple, justo y competitivo. No podemos pretender ser opacos a estas alturas del partido; ello sería tan anacrónico como la creación de listas discriminatorias sin justificación. Pero debemos rediseñar nuestro impuesto a la renta, integralmente, sin parches. Que nuestro nuevo sistema de tributación a la renta, justo y competitivo, apuntale la marca país. No perdamos el foco. ‘Los perros ladran, pero la caravana avanza’