Marcha el e-commerce pero urgen las pasarelas de pago

Marcha el e-commerce pero urgen las pasarelas de pago




La cuarentena les impone a los negocios la necesidad de estar en la web y tener ahí un stock de productos a la vista del público. Cada vez más comercios locales posicionan un canal virtual de ventas que llevado a la realidad les significa la diferencia entre mantenerse en pie o desaparecer.

Marcha el e-commerce pero urgen las pasarelas de pago

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No es suficiente con aparecer en Internet. El esfuerzo de un negocio de retail por seguir adelante en medio de la Covid-19 exige garantizar las ventas, y por ende el pago. La ecuación es simple: sin ingresos corre el riesgo de extinción. “Los comercios de Panamá registran, en las circunstancias de hoy, una alta demanda por establecer su abanico de productos en la Internet. En cambio es muy baja la oferta para implantar pasarelas de pago”, alega Pablo Alvarado, experto en comercio electrónico y mercadeo digital.

La brecha comercial aludida se profundiza en una crisis como la actual, que lleva a las empresas “a reinventarse y apalancarse en estrategias digitales para minimizar el impacto de lo no presencial en sus tiendas”, profundiza René Mouynes, co-fundador de Atom, plataforma de comercio conversacional que emplea canales de mensajería como Whatsapp, Facebook y Messenger.

Los resultados han demostrado, añade Mouynes, la gran oportunidad en el ámbito digital, por lo que este medio será “la nueva forma de operar de muchas empresas interesadas en funcionar de forma costo-eficiente”. Para interactuar con inmediatez y efectividad los negocios con sus clientes.       

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La brecha comercial, sin embargo, no impide la realización de ventas poco vistas en Panamá, como las transacciones transfronterizas originadas en cualquier lugar del mundo para hacer llegar un producto a alguien situado en nuestro país. Es el caso de El Trapiche, cadena de restaurantes habituada a atender al público en sus establecimientos. Incursionó en entregas a domicilio hace un año y medio con Appetito 24. Este canal de ventas era muy poco significativo para la empresa especializada en comida típica panameña y fundada en 1983.

Pocas semanas después de iniciada la cuarentena y de haberse cerrado las puertas de los restaurantes, El Trapiche agilizó el proceso de virtualización de sus servicios, desarrolló un menú digital de sus productos y lo subió a la web. El restaurante recibió desde Atlanta, Estados Unidos, la solicitud de un pedido de dos paquetes de carimañolas, por parte una clienta que quería hacérselas llegar a su mamá en la capital panameña. La operación fue cuestión de minutos.

“Nuestra clientela puede pedir cualquiera de nuestros productos usando el dispositivo móvil o la computadora. Solo se hace clic en nuestro menú virtual y el pedido será entregado en su destino en muy poco tiempo, más si se tiene en cuenta el escaso tráfico vehicular”, enuncia Domingo de Obaldía. La descripción del vocero de El Trapiche resulta sencilla ahora por la velocidad como el restaurante gestiona en línea las transacciones comerciales. Pero no revela los escollos previos, cuando decidió ponerse el delantal en la web.

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La compañía panameña Pixel Ecom hace un recuento de las dificultades de abrir una pasarela de pagos en Panamá. El fundador y CEO, Luis Manuel Hernández, empieza por resaltar la ventaja en simultánea de aquellas empresas navegantes en el comercio electrónico y con capacidad de registrar ventas en las circunstancias actuales. “Es como si tuvieran una pala en la época de la fiebre del oro”, dice Hernández quien descifra además “el juego” del e-commerce: “No se trata de tener la página perfecta, sino de amoldarse a las exigencias del mercado”.

Ese constante experimentar, que se volvió apremiante con la pandemia, da como resultado un aumento de clientes de Pixel Ecom, startup dedicada a desarrollar departamentos de ventas por Internet para empresas. “Les llevamos toda la venta en línea, de principio a fin”. Este cometido le permite registrar ya 36 empresas, cifra que subirá según las proyecciones del fundador. Hasta la fecha apuntala un incremento del 35% desde el inicio de la cuarentena.

Salvo las soluciones presentadas por algunas entidades financieras locales para ciertas transacciones comerciales,  la escasez de esas pasarelas de pago digital lleva a muchos negocios panameños de retail a trabajar con PayPal, un servicio global nacido en Estados Unidos y que permite enviar pagos a la cuenta del vendedor con la tarjeta de crédito pero sin compartir la información financiera. “Tengo amigos [empresarios] con cuentas on line en Panamá pero que reciben el pago vía PayPal en Estados Unidos. Ellos tienen que hacer transferencias a nuestro país o mover el dinero de otra forma, pues no hay canales de recepción [de esas sumas] en Panamá”, recuerda una fuente que pidió la omisión de su nombre.

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Pablo Alvarado recomienda otras pasarelas diferentes de PayPal desarrolladas en el extranjero, y las menciona con la motivación de plantear la oportunidad que según él pierde Panamá de convertirse en un centro de procesamiento de transacciones de comercio electrónico. Una posibilidad compleja de capitalizar si se tiene en cuenta el tamaño del mercado que representa el istmo, y sus condiciones regulatorias.

“En Estados Unidos está teniendo mucho crecimiento Stripe, que a diferencia de PayPal, que solo admite transacciones con tarjetas de crédito, permite a personas y negocios la recepción de pagos por Internet”, propone Alvarado. Stripe se creó por fuera del formato tradicional de los bancos, después se conectó a ellos, y ha establecido un complejo sistema basado en algoritmos y en inteligencia artificial, y que por supuesto le reduciría el ímpetu emprendedor a una empresa dedicada a otras materias. “Desde luego si es por ejemplo una gran compañía de sodas, pues instala todo un departamento para desarrollar una presencia en la web y mejorar por sí misma los índices de ventas”, compara Luis Manuel Hernández.

Alvarado valora además a la firma argentina Mercado Pago entre las pasarelas de pago mejor posicionadas de América Latina, y a la norteamericana Shopify, plataforma dedicada a crear diversos software para comercio electrónico. “Son opciones para los micro, pequeños y medianos empresarios. El interesado inscribe en línea sus datos y su cuenta bancaria, suministra el RUC que le solicitan y hace las verificaciones, y si todo concuerda, en cuestión de unos 15 minutos le emiten un veredicto”.

Shopify permitió la creación de “Levántate Panamá”, iniciativa de venta al exterior de productos elaborados por 18 marcas locales. Este clúster emprendedor desarrolló una vitrina en la red bajo el paraguas de la  compañía panameña Undercover. “Aprovechamos que Undercover tenía de antemano una cuenta con un banco panameño para transacciones en línea. Le presentamos “Levántante Panamá” y el esquema de sus operaciones en Shopify, y en tres semanas abrimos la cuenta. De lo contrario, el retardo habría sido de más de un mes”, apunta Alvarado.

El Trapiche acudió a los servicios de Pixel Ecom para configurar una vitrina web a la altura de los platos del restaurante. “Ellos tienen una gran clientela y nosotros les creamos esta experiencia digital para precisamente aumentarles el canal de ventas. Trabajamos con Shopify y con Credicorp Bank”, asegura Luis Manuel  Hernández. El sistema de facturación de su empresa -a diferencia del estándar del mercado- surge de acompañar a sus clientes en sus metas de ventas. “Nosotros sabemos vender en línea, lo hacemos todos los días”, por lo que cobra un “fee” o tarifa mensual base y un porcentaje de ventas.

El pasado 10 de marzo terminó de crearse la tienda virtual de El Trapiche, y se inauguró en abril, pocos días después de declararse la cuarentena. Y en la segunda semana del mes pasado, cuando la incertidumbre empezó a doblegar al retail, a Domingo de Obaldía un mensaje de Whatsapp le anunciaba el pedido desde Atlanta. Se trataba de la satisfacción de uno de esos caprichos con los que los hijos adultos consienten a sus padres. “Eran dos paquetes de carimañolas y uno de tortillas”.

La clienta hizo el pedido a través de la página web del restaurante y pagó en línea. Domingo recibió la notificación de la transacción, y un motorizado de ASAP llevó el pedido. Todo en 20 minutos. 

(Lea mañana la entrevista: «Atom, plataforma de comercio conversacional»).