El precio de la obesidad una carga costosa

En Panamá hay una prevalencia del 62.2% de sobrepeso en adultos de acuerdo con los últimos datos disponibles de la Organización Panamericana de la Salud de 2016.




Ser obeso le sale caro a Panamá, y mucho. No es solo un problema de salud, sino también una carga económica que incide en los gastos de la sanidad, reduce la productividad laboral y escolar y fomenta la desigualdad social, advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en un informe titulado La pesada carga de la obesidad.

Es el décimo informe del organismo internacional con sede en París que ahonda en las consecuencias del sobrepeso. Pero este año, en vez de poner el foco en la salud han decidido fijarle un precio, con un mensaje claro: la prevención es rentable.

El informe advierte de que en los próximos 30 años la obesidad costará la vida a más de 92 millones de personas, mientras que las enfermedades derivadas de ella —cáncer, diabetes o problemas cardíacos— reducirán en casi tres años la esperanza de vida en 2050.

“No hay leyes que impongan la obligación de implantar un etiquetado que le facilite al consumidor la información nutricional sobre los alimentos”. Myrna Mencomo, presidenta de la Asociación de Nutricionistas Dietistas de Panamá.

Tratar las enfermedades causadas por el sobrepeso cuesta $423 mil millones anuales en los países de la OCDE. El estudio no examina el caso panameño, donde hay una prevalencia del 62.2% de sobrepeso en adultos según los últimos datos disponibles de la Organización Panamericana de la Salud de 2016.

Pero las conclusiones “son perfectamente exportables al país”, señala para Martes Financiero el experto en Salud de la OCDE y uno de los autores del estudio, Michel Cecchini.

El informe alerta de un problema estructural que no deja de crecer. Solo en Europa el número de obesos pasó de un 15.4 % en 1996, a un 23.2 % en el 2016 (último dato disponible). La obesidad resta a cada persona 2.6 años de vida. Y no solo mata, sino que atasca el sistema sanitario.

“Las personas con obesidad son menos productivas laboralmente. Es más fácil que pierdan días de trabajo porque son más propensos a desarrollar enfermedades crónicas y suelen jubilarse antes”. Michel Cecchini, uno de los autores del estudio.

Los pacientes con sobrepeso y obesidad no solo acuden más veces a las consultas médicas, sino que reciben 2.4 más prescripciones de fármacos que los pacientes con un peso normal.

“Las personas con obesidad son menos productivas laboralmente. Es más fácil que pierdan días de trabajo porque son más propensos a desarrollar enfermedades crónicas y suelen jubilarse antes. Esto tiene un gran impacto en el gasto social ya que destinan más dinero a comprar medicinas para regular la diabetes, la presión alta o el colesterol”, señala Cecchini.

El informe hace mella en otro dato: la situación de los niños y adolescentes, con una tasa de obesos entre los que tienen de 5 a 19 años, que alcanza un techo del 41.8 % en Estados Unidos, y supera también el listón del 30 % en Grecia, Italia, Argentina, Chile, México o España.

Otra faceta

La otra cara de la obesidad es el estigma social. Los niños con sobrepeso tienen más posibilidades de ser víctimas de acoso escolar. Su capacidad de aprendizaje se ve afectada. En cambio, los niños con un peso sano obtienen mejores resultados escolares y se ausentan menos de las aulas.

“Hemos verificado que los niños con obesidad abandonan antes la escuela. Es más fácil que no acaben los estudios y las posibilidades de que consigan una titulación universitaria son menores. Esto se traducirá en el futuro en adultos con una posición social inferior y con un sueldo más bajo. En este esquema, las mujeres obesas son el grupo más vulnerable. Es más difícil que obtengan un trabajo acorde a su nivel de educación”, apunta el experto de la OCDE.

Todo esto impacta en el PIB de los países: la riqueza nacional se reduce de media en un 3.3%. Para contrarrestar este goteo de las arcas públicas, la OCDE propone algunas medidas y estima que cada dólar invertido en políticas para reducir el sobrepeso logra un retorno en beneficios económicos de hasta seis dólares.

“Los gobiernos pueden facilitar el cambio en el estilo de vida de las personas”. Cecchini presenta una serie de propuestas cuya adopción supondría un gran ahorro para el Estado en gastos sanitarios. “Por ejemplo, pueden diseñarse las ciudades desde una perspectiva saludable que permita el acceso a una alimentación sana que incluya frutas y verduras y para que se fomente el movimiento frente a la vida sedentaria”.

Puede regularse, agrega, la publicidad de los alimentos con alto contenido en azúcares o mejorar el etiquetado de los productos para que ofrezcan información nutricional sencilla.

El país

Panamá está lejos de contar con políticas públicas integrales que miren a la reducción de la obesidad. Cecchini dice que ha habido avances: en las escuelas públicas se ha prohibido la venta de comida basura o con alto contenido de grasa o azúcares. Y se logró aprobar la ley 570 que establece el impuesto selectivo al consumo de bebidas azucaradas.

Para los especialistas en salud pública esto es in suficiente. “No hay leyes que impongan la obligación de implantar un etiquetado que le facilite al consumidor la información nutricional sobre los alimentos. Y los comerciales televisivos publicitan las ofertas de venta de comida chatarra. Se necesitan medidas que eduquen a la población para el consumo de productos frescos”, detalla Myrna Mencomo, presidenta de la Asociación de Nutricionistas Dietistas de Panamá.

La experta coincide con el informe de la OCDE en que el etiquetado de los alimentos y menús, la simple prescripción médica de actividad física en el centro de trabajo o la reducción calórica en los alimentos con alto contenido en azúcar, sal, calorías y grasas saturadas ayudarían a prevenir en Panamá la propagación de enfermedades no transmisibles como las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes.

“Las estadísticas de obesidad en Panamá están subiendo. La prevención es urgente y los presupuestos dedicados a la reducción del sobrepeso y la obesidad son muy reducidos. Se construyen más hospitales, pero las enfermedades no trasmisibles aumentan y esto genera un elevado costo en salud”, concluye.