Amenazas y oportunidades del agro




Al margen de todo, mantiene la marcha. La actividad agrícola de Chiriquí no solo representa una buena parte de la provisión de productos alimentarios que abastecen el país. También se ha convertido en una referencia en otros mercados, donde se han ganado un sitial de honor los cultivos bien cotizados y de gran rentabilidad, como el café geisha.

Sucede igual en las categorías de piñas cultivadas con procesos de comercio justo, las hortalizas y vegetales producidos en ambientes controlados.

No en vano Chiriquí aporta al producto interno bruto (PIB) nacional un aproximado de 2 mil 200 millones de dólares anuales, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo. Además de 184 mil 310 personas que representan su fuerza laboral y una contribución con producción agrícola y ganadera cercana al 10% del PIB de la región.

¿Pero, qué sucede con el agro chiricano, que da tanto que hablar? Guillermo Villarreal Jiménez, fundador y presidente de Veggie Fresh, experto en la industria alimentaria nacional, si bien no tiene una fórmula instantánea para dar una respuesta, señala las oportunidades y las amenazas del agro panameño y ofrece sus valoraciones para salir a conquistar otras plazas.

Lo primero por delante, según Villarreal, es que llegó el tiempo de cambiar de la visión de una agricultura de subsistencia, netamente familiar, a otra de índole corporativo, manejada de forma profesional y técnica. “Se trata de tomar conciencia de que el país es más que un Canal ampliado y hacer de las actividades agrícola y pecuaria un verdadero nicho de generación de empleo y de riqueza. De aprovechar las ventajas comparativas que presenta la posición geográfica de Panamá”.

Admite que el sector carece de un plan agrícola que trascienda a cualquier gobierno de turno y tenga como visión crear nichos especializados de producción para mercados específicos y altamente exigentes. Precisa entonces que desde Chiriquí nació la iniciativa de un plan maestro del agro para lograr un desarrollo integral con una alianza público–privada que ya está en marcha.

No obstante, comenta que sobre la actividad agrícola nacional se ciernen varias amenazas que pueden echar por la borda todos los esfuerzos. La agricultura debe incorporar análisis de mercado, de rentabilidad y componentes de un plan de negocios, además de evitar su manejo informal. Sin esos componentes no puede avanzarse.

“Es en la eficiencia de la actividad y en la productividad por metro cuadrado donde puede verse el retorno de la inversión del agro y de la tierra. Es lo que hará la diferencia entre una actividad netamente de sustento a una de rentabilidad”. E insiste en que las máximas amenazas y debilidades del agro son endógenas y no exógenas. “Entre los primeros problemas y amenazas es que no tenemos políticas de Estado para el agro, como no tenemos muchas otras cosas”.

Menciona que cuando el país abrazó una idea y un plan, como la ampliación del Canal o la creación del centro bancario internacional, se logran grandes objetivos. “Por qué no hacerlo de la misma manera con el agro y la educación. No es tratar de sacar de la pobreza a la población por decreto, ni con un aumento de salario mínimo ni con dádivas ni subsidios. Eso más bien conspira contra el desarrollo de cualquier actividad, porque crea una dependencia y un clientelismo”.

Es fundamental, refiere, que los planes sean a mediano y largo plazo y se apliquen con continuidad. “El plan maestro del agro es una herramienta en el camino apropiado que no debe perderse porque haya un cambio de gobierno”.

Otra debilidad radica en la entrada de productos desde el exterior. “Se ha desarrollado una política de importaciones y de servicios sin tomar en cuenta que alrededor de 30% de la población vive del agro, y que ni el servicio ni la compra de productos en otros mercados generan empleo en Panamá. Cuando se trae cebolla o arroz en plena producción nacional, se está afectando a los agricultores y se está fortaleciendo el agro de otros países”.

Villarreal describe que la falta de un instituto de investigaciones y extensión agrícola, además de estadísticas claras, son una falencia para el sector. Comentó que hace poco buscaba datos sobre la productividad del guandú, y no había claridad sobre el tema en las instituciones públicas agrícolas. Considera fundamental que en el agro se trabaje en asociatividad. “Mira lo que ha pasado en el café, porque es a través de la asociatividad que se logran grandes esfuerzos”.

Insiste en que Panamá no debe buscar el camino de ser una potencia agrícola, porque no tiene grandes extensiones de tierra para hacerlo y tampoco será un mercado de comodities de productos del agro, como Brasil y Argentina con la soja y otros cultivos, por citar ejemplos de América Latina. Pero lo que sí puede hacerse con el agro panameño es enfocarse en nichos de productos especializados y con alta calidad para mercados altamente exigentes, que están buscando abastecerse y están dispuestos a pagar por productos premium.

“Esto puede aplicarse como lo hemos logrado en cultivos hortícolas. También en el café, en la piña, puede hacerse con el banano, con el cacao, pero requiere tecnología, disciplina, procesos cuidadosos y asociatividad”.

Para Villarreal, invertir en el agro con nuevas tecnologías es garantizar ganancias.

El ejemplo

Cita el caso de Veggie Fresh. Esta empresa dio el salto al futuro con inversiones bien pensadas, alta tecnología y métodos agrícolas de primer mundo, y exportar a un mercado tan exigente como el de Estados Unidos.

Villarreal recomienda evaluar, estudiar e invertir en nichos de producción para atender a los principales mercados globales, con la facilidad que da el hub logístico panameño. “Debe apostarse a la tecnología y a la inversión en infraestructura para potenciar las bondades del agro”.

Menciona que los sistemas de cultivo en ambientes controlados, como los que desarrolla Veggie Fresh para la producción hortícola, garantizan el control de las plagas tropicales y la obtención de un mayor rendimiento. “Hoy exportamos cuatro variedades diferentes de pimentón y estamos incorporando al cultivo tomates de diferentes variedades para atender a segmentos de mercados de alta exigencia de calidad y de bajo contenido de residuos tóxicos”.

Para potenciar la actividad agrícola panameña recomienda a los productores realizar un estudio e investigación de inteligencia de mercado para identificar los productos con potencial que pudieran producirse en en el país con ventajas comparativas para determinados segmentos de consumidores en el mundo. El otro paso es buscar la mejor tecnología e infraestructura en el mundo que garantice aplicar métodos de cultivo eficientes y con altos rendimientos por hectárea y que minimicen los impactos ambientales sobre las cosechas.

Y un consejo final: salir a buscar mercados internacionales teniendo como bandera que sí es posible producir con alta calidad y ser un proveedor confiable y a tiempo para clientes de mercados como Estados Unidos, Europa y más allá.

Katiuska Hernández

Reportera economía y Martes Financiero. Equipo multimedia.
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