10 años después de la quiebra de Lehman Brothers

10 años después de la quiebra de Lehman Brothers




La imagen se convirtió en símbolo de la crisis financiera: 20 banqueros de espaldas a la ventana, asistían a una reunión de emergencia en la oficina londinense de Lehman Brothers mientras se hundía la empresa. Gwion Moore —aparece en esa fotografía de Reuters tomada el 11 de septiembre de 2008— recuerda cómo la sensación de pánico en los mercados financieros contrastaba con el ambiente dentro del edificio.


“Había casi un ambiente festivo en el banco. No estábamos haciendo ningún negocio, pero la gente todavía venía a trabajar y simplemente conversaba”, contó Moore. La fotografía captó el momento en que los jefes le informaban a él y a sus colegas que las cosas iban a estar bien, a pesar de la caída en picada del precio de las acciones de Lehman Brothers.

“La gerencia pensó que era necesario hacer que los trabajadores se enfocaran nuevamente”, dijo Moore. “La frase era dejar de ‘tontear y volver al trabajo’. No creo que nadie tomara el mensaje muy en serio porque volvimos a hacer lo que habíamos estado haciendo previamente. Nadie iba a hacer negocios con nosotros”.

A los cuatro días, el gobierno de Estados Unidos decidió no rescatar al banco agravando el ya generalizado caos en los mercados que puso al sistema financiero de rodillas y llevó a la economía mundial a una profunda recesión. El área de Moore —renta fija europea— no estaba entre las partes de Lehman Brothers que se vendieron a otros bancos. Dos semanas después del colapso de la empresa, dejó de funcionar su tarjeta para entrar al edificio y fue despedido. Moore pasó seis meses desempleado antes de encontrar un trabajo como administrador de fondos. Ahora trabaja en su Australia natal.

La crisis sacudió la vida de Eric Lipps, un trabajador del sector público de Estados Unidos que apareció en otra conocida fotografía de Reuters de entonces. A fines de 2009, se le retrató en una larga lista de personas que buscaba empleo en una feria de trabajo en NuevaYork. En ese momento, la tasa de desempleo en Estados Unidos había aumentado al 10%, el más alto desde principios de la década de 1990. Lipps, protegido del frío con un impermeable beige, miró directamente a la cámara y su rostro pareció reflejar el desaliento de muchas personas en ese momento.

“Afortunadamente, tenía dinero y pude organizarme un poco”, dijo Lipps. “Pero aún así estaba nervioso porque no sabía cuánto tiempo iba a estar desempleado”. Fue contratado en un programa de apoyo a niños en Nueva York, un trabajo en el que continúa.

Alistair Darling, que fue ministro de Finanzas de Reino Unido hace 10 años, recordó cómo sus advertencias sobre un desastre inminente para la economía, poco antes del colapso de Lehman, habían generado protestas airadas de economistas y políticos.

“Pude percibir cómo el quiebre del sistema financiero fue bastante catastrófico”, señaló. Para Darling, ahora un miembro laborista de la Cámara Alta del Parlamento británico, el daño causado por la crisis en Gran Bretaña fue aún mayor por la decisión tomada en 2010 por el recién elegido gobierno conservador de apuntar a la erradicación del déficit presupuestario en solo cinco años. “Lo que comúnmente se llama austeridad prolonga la desaceleración. La recuperación se ha tardado más y, por supuesto, el proceso no se ha completado en absoluto”, dijo.

Para muchos, el daño ocasionado por el cuasi colapso del sistema financiero mundial y la posterior crisis de la deuda en varios países europeos sigue siendo profundo.

Redacción Martes Financiero

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