El costo económico de extraer gas con métodos amigables con el medioambiente

Foto https://evolutionws.com/gallery/




Según el proveedor de datos de la industria, Lium LLC, casi un 10% de las aproximadamente 200 flotas de fracking en Estados Unidos funcionan con electricidad en lugar de hacerlo con motores diésel convencionales.

El sueño del multimillonario Alejandro Bulgheroni de que el fracking sea más respetuoso con el medio ambiente se está enfrentando a la realidad económica de la industria.

El magnate petrolero argentino invirtió alrededor de $250 millones en el desarrollo de la tecnología de Evolution Well Services, (EWS) una compañía con sede en Texas que fabrica equipos de fracking alimentados por el gas natural producido en los pozos de los perforadores en lugar de diésel, que debe transportarse en camiones a los campos.

EWS opera hace cinco años y tiene siete equipos en funcionamiento en Estados Unidos, muy por debajo de sus expectativas de cerca de 20, a pesar de que muchas empresas están intentando reducir su huella de carbono.

El enigma de EWS ilustra los obstáculos para el llamado fracking eléctrico, que enfrentaba preocupaciones sobre los costos incluso cuando comenzó a cobrar fuerza hace unos dos años. Si bien el cambio puede reducir los costos a largo plazo, las empresas están reacias a gastar dado el exceso de maquinaria a diésel y porque todavía está lidiando con los efectos de la pandemia de coronavirus, la cual socavó la demanda de combustible y llevó los precios del petróleo a mínimos históricos el año pasado.

“Las empresas grandes están con una inversión muy grande en equipos de esta vieja tecnología, y no quieren o no pueden hacer el cambio hasta terminar de amortizar sus equipos”, comentó Bulgheroni. “Mientras sea un problema económico va a ser muy difícil cambiarlo”.

Los equipos de fracking han estado regresando al trabajo durante el último año, pero aún suman menos de la mitad que en el apogeo del auge en 2018.

Bulgheroni, quien acumuló miles de millones en la industria de petróleo y gas en las últimas cuatro décadas y que además creó una empresa vitivinícola, aún cree que el negocio puede tener éxito a medida que las empresas comiencen a ejecutar sus planes ambientales, sociales y de gobernanza corporativa. Dijo que el método de EWS evita la quema de aproximadamente 5 millones de galones de diésel anualmente por equipo de fracking. El año pasado, CNX Resources Corp. dijo que ahorró US$2,4 millones en costos de combustible en una de sus plataformas utilizando equipos de EWS.

Un trabajo de fracking convencional implica el uso de alrededor de 20 enormes y ruidosas bombas de diésel, cada una del tamaño de un remolque de 18 ruedas, con flotas operadas por un equipo de aproximadamente 30 personas. En el fracking eléctrico, un gasoducto de poco diámetro transporta el combustible desde el pozo a una turbina que acciona un motor eléctrico. Bulgheroni dijo que el equipo de su firma se puede operar con aproximadamente la mitad del personal que el método convencional.

Según el proveedor de datos de la industria, Lium LLC, casi un 10% de las aproximadamente 200 flotas de fracking en Estados Unidos funcionan con electricidad en lugar de hacerlo con motores diésel convencionales. Hasta 10 flotas más podrían estar en proceso, escribió Daniel Cruise, socio de Lium, en un correo electrónico.

Pero el precio está frenando el fracking eléctrico. El costo estimado para comprar una nueva flota de fracking convencional es de alrededor de $40 millones, mientras que el precio de un equipo eléctrico equivalente es aproximadamente un 50% mayor, según Lium.

El equipo de EWS cuesta entre $50 millones y $55 millones, dijo Bulgheroni. Es un monto considerable para los exploradores y productores que se han visto presionados por los inversionistas para que reduzcan los gastos y devuelvan más ganancias a los accionistas.

El mayor desafío

“El mayor desafío para las flotas eléctricas hasta ahora ha sido el costo”, dijo Cruise. “La mayoría de las empresas de exploración y producción aún son muy sensibles a los costos y aún no están dispuestas a pagar el precio (mucho) más alto que se requiere para compensar los nuevos equipos”.

JPMorgan Chase & Co. señaló en febrero que Halliburton Co., Liberty Oilfield Services Inc., NexTier Oilfield Solutions Inc. y ProPetro Holding Corp. están ejecutando algún tipo de proyecto ASG (ambiental, social y de gobernanza corporativa) en el parche de shale de Estados Unidos en Texas, ya sea mediante bombas de fracking totalmente eléctricas o equipos de combustible dual que funcionan con gas natural y diésel.

“La austeridad del capital entre productores y prestadores de servicios hace que sea difícil ver una migración masiva hacia el fracking eléctrico”, escribieron analistas de JPMorgan, incluidos Sean Meakim, en una nota. “En cambio, seguimos viendo el combustible dual como el puente más económico para una flota eléctrica a largo plazo”.