Un hombre de radio

Un hombre de radio




El desafío más complejo de las revistas radiales consiste en romper la división entre lo personal y lo público. En hacer que una información salte del ámbito privado a los micrófonos. Que los comentarios de los invitados durante los cortes publicitarios se digan luego al aire sin que dicha audacia signifique un acto de deslealtad con ellos, y mucho menos con los oyentes. Esta facultad, producto de años en el oficio, puede explicar el presente del programa “Infoanálisis”, de Omega Stereo.

Todos los días, de lunes a viernes desde las 7:30 de la mañana, durante una hora, miles de panameños sintonizan el dial de sus radios antes de salir de sus casas y en sus carros de camino al trabajo, para escuchar a Guillermo Adames, Rubén Murgas y Jorge Ritter, los tres periodistas encargados de foguear a los invitados de Infoanálisis. Personajes de diversa índole, pero muy experimentados en eso de hacerles verónicas a los periodistas.

Sentados allá en la cabina de Omega Stereo como si fuera en un confesionario, o más bien en la sala de sus casas, los huéspedes van soltando comentarios que en otras circunstancias serían ajenos a la opinión pública. En el epílogo del programa se alcanza a percibir la tranquilidad de los invitados en sus  valoraciones últimas tras haberlas descargado. Porque en la radio cunde una máxima que suena a broma, pero que termina siendo una verdad: lo mejor de los programas se escucha fuera de los micrófonos, en off.

“Muchas veces les digo a los invitados, cuando volvemos de la pausa comercial: ‘Usted durante el último corte dijo tal cosa’. Lo hago por la simple razón de que es muy fácil decir cosas en privado. Por eso busco que la gente hable de esos temas al aire”, comenta Guillermo Antonio Adames, presidente y fundador de Omega Stereo Panamá.

Es la emisora de F.M. con una parrilla de programación que con el paso de los años mantiene el espíritu de una conversación al margen del peso de los invitados. Muestra de esta filosofía sucedió en un encuentro de tres líderes de sendas religiones. Estaban frente a frente, como si fueran viejos amigos, un alto representante de la comunidad musulmana, un rabino y un sacerdote católico muy cercano al papa Francisco. “Estuvieron sentados en nuestra cabina hablando de asuntos complejos, de índole local e internacional, en palabras muy respetuosas y con estándares muy exquisitos”, recuerda Adames.

En las horas de la tarde, el turno en la emisora le corresponde a Diana Martans y su equipo editorial de la revista Pauta, Gina Buendía y Hugo Santaromita. Y otra vez, de vuelta a casa en el carro o a través de la aplicación del teléfono móvil, los radioescuchas sintonizan el 107.3 F.M. y se dejan llevar por un programa crepuscular que raya la jornada antes de la noche. Los anfitriones hablan de los comportamientos del mercado y la publicidad, de movimientos empresariales o tendencias de la moda, tratando de no incurrir en apostolados doctrinarios, como sí ocurre con tantos opinadores de lo metafísico y lo material.

“Vivo agradecido con Diana por haber traído su revista a nuestra emisora. Un día ella me dijo que quería convertir su publicación mensual en una propuesta radial para un público especializado. Y así ingresó a nuestro menú de programación”.

El origen

Omega Stereo nació en un viaje de Adames a Las Vegas, donde se celebraba una cumbre radial a finales de la década de 1970. El tema recurrente de foros y conversaciones era el surgimiento de la frecuencia modulada (F.M.), de sonido más puro y más nítido en comparación con la amplitud modulada (A.M.), predominante absoluta en el sistema de transmisión de las emisoras panameñas. Nuestro país padecía la dictadura militar y tenía mucho de comarcal, con poblaciones de rutinas aún coloniales.

Adames se valió de la F.M. para articular un istmo con una programación basada más en música juvenil, temas musicales de moda puestos a sonar en las discotecas, sin perder de vista las restricciones propias de una dictadura. “En nuestra primera década no teníamos programas de opinión, aunque debo decir que en varias ocasiones emití comentarios con el riesgo que eso significaba durante la dictadura de Manuel Antonio Noriega”.

Despachado Noriega, Omega Stereo se estrenó en la democracia con un noticiero informativo acorde con unos oyentes que se habían vuelto mayores. Adolescentes cuando se inició la emisora, pero que al rayar la década siguiente, sin militares de por medio, querían hacer uso de sus potestades ciudadanas. “Buscamos un giro hacia una propuesta de opinión que informe a la ciudadanía, la cual se basa en análisis y en valoraciones responsables. Acá en Omega no se censura a nadie, pero sí se exige responsabilidad en lo que se dice”.

El compromiso asumido por la emisora explica la comparecencia de Guillermo Adames ante el Congreso de Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA) hace unos años, bajo el gobierno de Ricardo Martinelli. “Fuimos a Washington varios periodistas y representantes de medios de comunicación panameños para denunciar ataques a la libertad de expresión”.

La administración de Martinelli es un tren que ya pasó; el país se apresta a otras elecciones generales. Según Adames, estas justas son diferentes tanto para los candidatos como para los medios de comunicación. “Por primera vez los aspirantes de libre postulación representan un peligro para la clase política tradicional. Hemos madurado. El panameño ahora entiende mejor la importancia de poner los destinos de la nación en manos responsables. Los medios de comunicación exigen más respeto a quienes quieren valerse de ellos para hacer campaña”.

Ha cambiado el país y los oyentes han madurado, pero una parte de ellos mantiene vivo un orgullo desde hace 28 años: seguir a Omega Stereo.